Una noticia reciente informa que el accidente de helicóptero en el que falleció el presidente iraní Ebrahim Raisi no fue resultado de un acto criminal. Según un informe preliminar del ejército iraní, no se encontraron evidencias de actividad delictiva durante las investigaciones. El helicóptero, un Bell 212 fabricado en Estados Unidos y con décadas de antigüedad, se incendió tras chocar contra una zona elevada.
No se detectaron “agujeros de bala” en los restos de la aeronave, y se confirmó que seguía la ruta planificada sin desviarse del camino designado. El comité militar a cargo de la investigación prometió proporcionar más detalles a medida que avance la indagación. El presidente Raisi fue sepultado en su ciudad natal de Mashhad, cuatro días después de que el helicóptero se estrellara mientras regresaba de una inauguración de una presa en la frontera con Azerbaiyán. El informe preliminar también señaló que no se observaron signos de disparos ni conversaciones sospechosas entre la torre de control y la tripulación de vuelo.
El presidente, de 63 años, viajaba con el ministro de Relaciones Exteriores Amir-Abdollahian y otros tres funcionarios, además de la tripulación del helicóptero, y lamentablemente no hubo sobrevivientes. Teherán ha declarado cinco días de luto, y miles de personas han participado en las procesiones fúnebres. Raisi, un clérigo de línea dura, era considerado un posible sucesor del líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei. Mientras tanto, el presidente interino Mohammad Mokhber asumirá el cargo hasta que se celebren las elecciones el 28 de junio.