
THE LATIN VOX (19 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En un movimiento que ha levantado fuertes críticas, la administración de Donald Trump está planeando despedir a más de 1,000 científicos de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) y eliminar su Oficina de Investigación y Desarrollo.
Este recorte masivo de personal, según documentos revisados por miembros del Comité de Ciencia, Espacio y Tecnología de la Cámara de Representantes, es parte de un esfuerzo más amplio de la Casa Blanca para reducir el tamaño del gobierno federal, lo que podría tener repercusiones graves en la protección del medio ambiente y la salud pública en el país.
El plan contempla la eliminación de hasta 1,155 científicos de diversas especialidades, como químicos, biólogos y toxicólogos, lo que representa aproximadamente el 75% del personal de investigación de la EPA.
Este recorte afectaría directamente a la capacidad de la agencia para desarrollar y mantener las bases científicas necesarias para regular la contaminación y proteger los ecosistemas y la salud humana. La Oficina de Investigación y Desarrollo, que actualmente emplea a 1,540 personas, se encuentra en el centro de la controversia. Según los documentos, la mayoría de los empleados, entre el 50% y el 75%, no serían retenidos.
Una reforma controvertida que afecta la protección ambiental
El administrador de la EPA, Lee Zeldin, ha propuesto reducir un 65% del presupuesto de la agencia, lo que implicaría la pérdida de puestos de trabajo clave en áreas como el monitoreo de la calidad del aire y el agua, la respuesta a desastres naturales y la reducción de plomo, entre otras funciones esenciales.
Además, la EPA ha emitido una directiva que exige la aprobación de gastos superiores a los 50,000 dólares por parte del «Departamento de Eficiencia Gubernamental» liderado por Elon Musk.
Los críticos de esta medida consideran que esta eliminación de personal científico y la disolución de la oficina de investigación son un golpe devastador para la misión histórica de la EPA, que se centra en proteger el medio ambiente y la salud pública.
La propuesta de reestructuración incluye la reasignación de personal restante a otras áreas de la agencia, buscando «incrementar la supervisión y alinearse con las prioridades de la administración», según uno de los memorandos internos de la EPA.
Reacciones políticas y legales
La congresista demócrata Zoe Lofgren, quien lidera el Comité de Ciencia de la Cámara, calificó de ilegal la eliminación de la Oficina de Investigación y Desarrollo, argumentando que fue creada por el Congreso y que su desaparición impediría que la EPA cumpla con su obligación de utilizar la mejor ciencia disponible para proteger la salud y el medio ambiente.
Lofgren afirmó que cada decisión que tome la EPA debe estar encaminada a la protección de la salud humana y el medio ambiente, y que esto no es posible sin un sólido respaldo científico.
«EPA no puede cumplir con su obligación legal de utilizar la mejor ciencia disponible sin la Oficina de Investigación y Desarrollo», señaló Lofgren. Además, acusó a Trump y a su asesor, Elon Musk, de anteponer los intereses de los contaminadores sobre la salud y la seguridad de los estadounidenses.
La visión crítica de los grupos ambientales
Ticora Jones, directora científica del grupo de defensa ambiental Natural Resources Defense Council (NRDC), expresó que la administración de Trump «una vez más está poniendo a los contaminadores por encima de las personas».
Jones instó al Congreso a tomar medidas inmediatas para evitar que la EPA pierda a sus científicos clave, enfatizando que los ciudadanos estadounidenses merecen un aire y agua limpios, y que eso no será posible si la agencia pierde su capacidad científica.
El recorte de personal y la reestructuración de la EPA no solo tienen implicaciones para el medio ambiente, sino también para la seguridad pública. Los científicos de la agencia desempeñan un papel crucial en el desarrollo de normativas que protegen a las comunidades más vulnerables de los efectos de la contaminación, desde la calidad del aire hasta la gestión de desastres ecológicos.
La eliminación de estos puestos amenaza con reducir significativamente la capacidad de la EPA para abordar estos desafíos de manera efectiva.
El futuro de la EPA y la ciencia ambiental en EE. UU.
Este plan de reestructuración plantea serias preguntas sobre el futuro de la ciencia ambiental en Estados Unidos. Mientras los opositores a estas medidas alertan sobre los peligros de socavar la misión de la EPA, el debate continúa sobre cómo equilibrar la eficiencia gubernamental con la necesidad de proteger el medio ambiente y la salud pública.
La decisión final sobre los despidos y la eliminación de la oficina de investigación aún está en manos de la Casa Blanca, pero lo que ya está claro es que, si se lleva a cabo, podría marcar un retroceso significativo en la lucha por un futuro más saludable y sostenible en EE. UU.
La comunidad científica y los defensores del medio ambiente han hecho un llamado urgente al Congreso para que actúe antes de que este recorte irreversible se haga realidad. Lo que está en juego no es solo el futuro de la EPA, sino el bienestar de las generaciones venideras.
Crédito fotográfico: Getty Images