Un adolescente de Colorado se ha declarado culpable de un ataque con rocas que resultó en la muerte de una conductora y aterrorizó a otros. El joven enfrenta hasta 72 años de prisión tras su declaración de culpabilidad el miércoles. Nicholas Karol-Chik, de 19 años, admitió haber pasado una roca a otro adolescente, Joseph Koenig, quien luego la lanzó contra el vehículo de Alexa Bartell, causando su muerte el 19 de abril de 2023. Además, Karol-Chik se declaró culpable de intento de asesinato en primer grado por lanzar rocas a un total de nueve personas esa noche junto con Koenig y Zachary Kwak, quien se declaró culpable la semana pasada y a principios de año.
Los fiscales han indicado previamente que no sabían cuál de los tres adolescentes lanzó la roca que mató a Bartell, ya que el único ADN encontrado en ella pertenecía a la víctima. Por lo tanto, es posible que dependan del testimonio de Karol-Chik cuando Koenig, el único acusado que aún enfrenta un juicio por asesinato en primer grado en la muerte de Bartell, sea juzgado en julio. Koenig se ha declarado no culpable.
Tanto Karol-Chik como Kwak acordaron cooperar con los fiscales como parte de sus acuerdos de declaración de culpabilidad. Kwak se declaró culpable de asalto en primer grado en la muerte de Bartell, asalto en segundo grado por los otros tres conductores que resultaron heridos por rocas la noche en que ella fue asesinada, y tentativa de asalto en segundo grado por otros tres vehículos que fueron impactados por rocas pero que no resultaron en lesiones.
Según los hechos admitidos por Karol-Chik, los tres lanzaron rocas a vehículos en movimiento esa noche, impactando un total de siete vehículos. Karol-Chik también declaró que estaba sentado en el asiento del pasajero delantero cuando le entregó a Koenig una gran roca de jardinería que Koenig, quien conducía, luego lanzó al automóvil de Bartell. Bajo su acuerdo de declaración de culpabilidad, Karol-Chik podría ser condenado a prisión por un período de entre 35 y 72 años cuando sea sentenciado el 10 de septiembre.
Karol-Chik, vestido con un mono naranja de prisión y esposado por delante, presentó su declaración en la corte mientras sus padres observaban desde unas filas detrás de él. Respondió cortésmente a las preguntas del juez Christopher Zenisek sobre si comprendía lo que estaba haciendo mientras su madre, sentada en el lado de la defensa de la sala, lloraba. La familia y amigos de Bartell llenaron el otro lado de la sala, algunos de ellos también secándose las lágrimas durante la audiencia.