
THE LATIN VOX (16 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Miles de hombres se congregaron ayer viernes en Kabul para presenciar una lluvia de flores lanzadas desde helicópteros, con motivo del cuarto aniversario del retorno de los talibanes al poder. La conmemoración, sin embargo, estuvo marcada por una ausencia notoria: las mujeres afganas, a quienes se les prohibió asistir a los actos públicos.
Tres de los seis lugares designados para las “lluvias de flores” ya estaban vetados a las mujeres desde noviembre de 2022, cuando el régimen les impidió el acceso a parques y espacios recreativos. La jornada incluyó discursos de miembros del gabinete talibán, pero no se llevó a cabo el espectáculo deportivo al aire libre que inicialmente estaba previsto.
Protestas en Afganistán y Pakistán
Mientras en Kabul se celebraba la denominada “Victoria Islámica”, grupos de mujeres protestaban en espacios cerrados tanto en Afganistán como en el exilio. En la provincia nororiental de Takhar, el Movimiento Unido de Mujeres Afganas por la Libertad calificó la fecha como “el inicio de una dominación oscura que excluyó a las mujeres del trabajo, la educación y la vida social”.
“Recordamos este día no como un recuerdo, sino como una herida abierta de la historia, una herida que aún no ha sanado”, afirmaron en un comunicado. “La caída de Afganistán no fue la caída de nuestra voluntad. Nos mantenemos firmes, incluso en la oscuridad”.
En Islamabad, capital de Pakistán, mujeres afganas completamente cubiertas, salvo por los ojos, sostuvieron pancartas con lemas como “Perdonar a los talibanes es un acto de enemistad contra la humanidad” y “El 15 de agosto es un día oscuro”.
Un liderazgo bajo acusaciones internacionales
El líder supremo de los talibanes, Hibatullah Akhundzada, difundió un mensaje en el que advirtió que quienes no agradezcan el establecimiento de la sharía en Afganistán “serán castigados severamente por Dios”. Según él, la ley islámica salvó al país de la corrupción, el narcotráfico y el saqueo.
Sin embargo, el mes pasado la Corte Penal Internacional (CPI) emitió órdenes de arresto contra Akhundzada y contra el jefe de justicia talibán, Abdul Hakim Haqqani, acusándolos de crímenes de lesa humanidad por la persecución sistemática de mujeres y niñas.
La CPI sostuvo que existen “motivos razonables” para creer que ambos impusieron políticas que privaron a las afganas de educación, libertad de movimiento, expresión, religión e incluso de la vida familiar.
Un país en crisis múltiple
Las celebraciones de este año fueron mucho más modestas que las de 2023, cuando los talibanes exhibieron equipo militar estadounidense en un desfile en una base aérea, lo que provocó críticas internacionales.
Hoy Afganistán enfrenta una grave crisis humanitaria, agudizada por el cambio climático, la reducción drástica de la ayuda internacional y la expulsión de millones de refugiados desde Irán y Pakistán.
Mientras los talibanes insisten en presentar su “Victoria” como un triunfo religioso y nacional, para muchas mujeres afganas cada aniversario es un recordatorio doloroso de un futuro truncado, marcado por la exclusión, la represión y la lucha constante por mantener viva su voz en la sombra.
Crédito fotográfico: WAKIL KOHSAR | Credit: AFP via Getty Images