
THE LATIN VOX (14 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Un año después de que la Unión Africana (UA) declarara la epidemia de mpox —antes conocida como viruela del mono— como emergencia sanitaria, la amenaza sigue viva y en expansión. Con nuevas variantes circulando y un grave déficit de financiación, los expertos advierten que la respuesta podría debilitarse justo cuando más se necesita.
El 13 de agosto de 2024, apenas un día después de la alerta de la UA, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió su propia declaración de emergencia internacional.
Desde principios de ese año, África ha registrado 174.597 casos sospechosos (48.797 confirmados) y 1.922 muertes, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de África (CDC África). La rápida propagación de la variante clado Ib —diferente de la que provocó un brote mundial en 2022— encendió las alarmas.
“Sin esta declaración, la situación estaría fuera de control. Logró movilizar una respuesta global y ralentizar la transmisión”, explica a la agencia EFE el doctor Patrick Otim, responsable de emergencias sanitarias de la OMS en África, quien insiste en que “no es un problema regional, sino global”, con casos ya detectados en países como China, Reino Unido o Australia vinculados a viajes al continente.
Cuatro países, el epicentro
El 94 % de los contagios se concentran en la República Democrática del Congo (RDC), Uganda, Burundi y Sierra Leona. En la RDC, epicentro del brote, la inseguridad en las provincias orientales ha obstaculizado la respuesta. En Kivu Norte y Kivu Sur, la violencia, sumada a brotes de cólera, dengue y ántrax, forzó incluso el cierre de centros de tratamiento y el desplazamiento de pacientes y personal sanitario.
Financiación en caída libre
La lucha contra el mpox recibió un golpe decisivo cuando Estados Unidos —principal donante en varios países africanos— recortó su financiación, afectando labores esenciales como la búsqueda de casos, la comunicación de riesgos y la vacunación. La OMS calcula que se necesitan más de 220 millones de dólares para cubrir el déficit, mientras la UA insta a los gobiernos africanos a reforzar la inversión interna, buscar fuentes “innovadoras” de financiación y atraer al sector privado.
Vacunas y tratamientos: un acceso desigual
El continente requiere 3,4 millones de dosis adicionales para frenar los brotes, además de las 3,1 millones ya entregadas, que han permitido vacunar a unas 873.000 personas, mayoritariamente en la RDC. Sin fondos, ni siquiera es posible adquirir la mitad de las 800.000 dosis que UNICEF tiene reservadas para África. “La vacuna existe y está disponible. Lo que falta son los recursos”, lamenta Yap Boum, del CDC África, apelando a que más países donen parte de sus reservas, como hizo España.
Nuevos riesgos en el horizonte
En julio, Kinsasa detectó la variante clado IIb, hasta entonces propia de África Occidental, lo que genera dudas sobre la eficacia de la vigilancia transfronteriza. Para Otim, la epidemia seguirá siendo una emergencia sanitaria global: “Podríamos ver una propagación más lenta y nuevos países afectados, pero sin un refuerzo de las medidas, algunas naciones entrarán en una fase endémica”.
La mpox, que provoca fiebre, erupciones dolorosas, inflamación de ganglios y fatiga, sigue recordando que las emergencias sanitarias no reconocen fronteras y que su control requiere compromiso sostenido, coordinación internacional y, sobre todo, recursos que hoy África no tiene.
Fuente: Agencia EFE
Crédito fotográfico: OMS