THE LATIN VOX (11 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un momento en que la política alemana se encuentra bajo una intensa lupa internacional, un peculiar encuentro entre Alice Weidel, líder del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), y Elon Musk, dueño de X, ha captado la atención mundial.
Aunque la conversación, que se transmitió en vivo, estuvo plagada de momentos incómodos y comentarios controvertidos, el evento no ha tenido el efecto esperado por muchos: no ha debilitado a la AfD, sino que probablemente ha fortalecido su base.
El encuentro, que tuvo lugar el pasado jueves, transcurrió durante más de 70 minutos. En lugar de ser un evento político trascendental, la charla se desvió rápidamente hacia temas más ligeros como los viajes espaciales y las creencias religiosas, mientras Musk y Weidel coincidían en casi todas sus opiniones.
A pesar de la falta de profundidad en el debate, fue un escaparate global para la líder de la AfD, cuyo discurso dejó entrever sus posturas extremas, como su controvertida afirmación de que Adolf Hitler era un «comunista».
Si bien esta conversación podría haber parecido un error de juicio para algunos, la realidad es que la AfD no se ve disminuida por tales escándalos. De hecho, la mayor parte del discurso de Weidel no era nuevo, sino que ya era familiar para su electorado alemán, que ha oído estas opiniones antes.
Su constante defensa de políticas que muchos consideran desinformadas o incluso revisionistas no la han perjudicado, sino que han consolidado a la AfD como una alternativa radical frente a lo que perciben como el establishment político europeo.
El «momentazo» más llamativo de la charla fue cuando Musk defendió a la AfD de ser etiquetada injustamente como un partido de extrema derecha o neo-nazi, mientras que Weidel aprovechó la ocasión para desplegar su ya conocida retórica revisionista sobre la historia alemana.
Su declaración de que Hitler fue un «comunista» se unió a una serie de provocaciones históricas que la AfD ha cultivado en los últimos años. A pesar de que la afirmación fue ampliamente rechazada en los círculos académicos y políticos, los seguidores de la AfD la vieron como un valiente acto de desafío contra los «politicamente correctos», un rasgo que la ha convertido en una figura carismática para ciertos sectores de la sociedad alemana.
Las alianzas que Weidel ha formado a lo largo de los años con figuras de la extrema derecha como Alexander Gauland y Björn Höcke han dejado claro que la líder de la AfD no solo apoya sus posturas, sino que también las ha hecho suyas. Su historial de comentarios revisionistas, como al referirse a la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial como una «día de derrota para (mi) propio país», revela su afinidad con una visión más radical del pasado alemán.
¿Entonces, por qué Weidel no ha sufrido un golpe fatal tras este encuentro con Musk? La respuesta es que la AfD ha logrado crear una especie de inmunidad ante las críticas externas. En lugar de alejarse de su discurso extremista, el partido ha abrazado su imagen de rebeldía contra el sistema político tradicional.
Los escándalos, en lugar de desactivar su potencial electoral, parecen haberle dado un impulso inesperado entre los votantes desilusionados con la política convencional. La AfD está demostrando que su estrategia de confrontación directa con el pasado histórico y con las instituciones democráticas tradicionales sigue siendo una parte integral de su identidad política.
Este fenómeno no es único de Alemania. Los movimientos de ultraderecha en todo el mundo han aprendido a utilizar la controversia como una herramienta para movilizar a su base, especialmente a aquellos que sienten que sus voces no son escuchadas en el debate público. La figura de Weidel, con su disposición a confrontar los tabúes de la política alemana, resuena con una porción creciente de la población que busca una política más radical.
Aunque el partido podría enfrentar dificultades legales debido al apoyo explícito de Musk durante el período electoral, el evento resalta una tendencia más amplia en la política global: la capacidad de los partidos de extrema derecha de desafiar las normas y, a menudo, salir más fortalecidos en el proceso.
En conclusión, el encuentro entre Alice Weidel y Elon Musk ha servido como un recordatorio de la resiliencia de la AfD. En lugar de hundirse por las críticas y las risas en las redes sociales, el partido ha logrado capitalizar sobre el mismo tipo de controversias que, en el pasado, habrían sido vistas como un error fatal.
Mientras tanto, la política alemana y europea sigue enfrentando la creciente amenaza de movimientos que desafían no solo las normas políticas, sino también la memoria histórica y las estructuras democráticas fundamentales.
Crédito fotográfico: Christopher Neundorf/EPA