Numerosos países y ONGs han exigido al gobierno de Venezuela que presente los resultados detallados de las elecciones presidenciales del domingo, incluyendo algunos gobiernos de izquierda que antes eran aliados, como el de Brasil. A pesar de que el presidente Nicolás Maduro afirmó haber ganado con el 51.2% de los votos, sus aliados tradicionales lo han abandonado. Cuba, Nicaragua, Honduras y Bolivia, así como Rusia, China e Irán, reconocieron rápidamente su victoria. Sin embargo, los gobiernos nominalmente de izquierda de los países más grandes de la región, como Brasil, México y Colombia, no lo han hecho.
El Centro Carter, con observadores en Venezuela, declaró que la elección “no cumplió con los estándares internacionales de integridad electoral y no puede considerarse democrática”. Estados Unidos y Canadá han instado a Venezuela a publicar los resultados detallados de la votación, pero aún no han declarado formalmente ganador al candidato rival Edmundo González. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva también ha exigido pruebas de la victoria de Maduro.
En respuesta a la presión de los aliados, Maduro solicitó a la Corte Suprema de Venezuela que realice una auditoría de las elecciones presidenciales, después de que líderes de la oposición cuestionaran su afirmación de victoria y se hicieran llamados internacionales para divulgar los conteos de votos detallados. Además, la alta corte de Venezuela suspendió todo el proceso de elecciones primarias de la oposición, incluidos sus resultados, y ordenó a los organizadores entregar documentos que identifiquen a millones de votantes, en el último desafío del gobierno de Maduro a sus adversarios antes de las elecciones presidenciales de 2024.
La situación en Venezuela sigue siendo tensa mientras se disputa el resultado electoral y se exige transparencia en el proceso. Los aliados de Maduro han pedido pruebas, y la comunidad internacional está atenta a los acontecimientos en el país sudamericano.