THE LATIN VOX (9 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En una jugada política que ha captado la atención tanto a nivel local como internacional, Claudia Sheinbaum, la primera presidenta mujer de México, ha respondido a la propuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de renombrar el Golfo de México como el “Golfo de América” con una sugerencia igualmente audaz: ¿por qué no renombrar todo el continente como “América Mexicana”?
En una conferencia de prensa reciente, Sheinbaum, conocida por su estilo directo pero reflexivo, se presentó frente a un mapa global y, con un tono sarcástico, propuso que todo el continente de América del Norte debería ser conocido como “América Mexicana”, argumentando que un documento fundacional de 1814, que precedió a la Constitución mexicana, ya lo hacía de esa manera. “Suena bonito, ¿verdad?”, comentó entre risas, aludiendo a la propuesta de Trump, quien había sugerido el cambio de nombre del golfo por “el Golfo de América” por considerarlo “apropiado” y “con un bonito sonido”.
La respuesta irónica de Sheinbaum no solo refleja el humor característico de la política mexicana, sino también un mensaje claro ante las provocaciones de Trump, quien se refería a México como un país gobernado por cárteles de drogas, una acusación que la presidenta rechazó rotundamente diciendo: “En México, el pueblo gobierna”.
Este intercambio, que rápidamente se viralizó en redes sociales, ha abierto un debate sobre cómo Sheinbaum manejará las relaciones diplomáticas con el presidente de Estados Unidos, especialmente considerando su enfoque más serio y conciliatorio respecto a temas como la inmigración, el narcotráfico y el comercio.
A diferencia de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien logró una relación pragmática con Trump, Sheinbaum enfrenta el reto de ser una figura política más moderada, científica y de izquierda, sin el carisma populista que catapultó a AMLO al poder.
A pesar de que la broma de Sheinbaum generó sonrisas y risas, también ha dejado claro que la presidenta está dispuesta a desafiar las propuestas de Trump, pero con astucia y humor. Según Brian Winter, vicepresidente del Consejo de las Américas, «El humor puede ser una buena táctica.
Proyecta fortaleza, algo a lo que Trump responde. Probablemente fue la elección correcta en este tema». Sin embargo, Winter advierte que el humor no será suficiente para enfrentar los asuntos serios de inmigración, drogas y comercio en la agenda bilateral.
En cuanto a la política comercial, Sheinbaum no ha dudado en responder con firmeza ante los rumores de que Trump impondría un arancel del 25% a las importaciones mexicanas. La presidenta dejó claro que cualquier tipo de impuesto de este tipo sería «inaceptable» y causaría efectos perjudiciales tanto para México como para Estados Unidos, como la inflación y la pérdida de empleos.
A pesar de la retórica beligerante de Trump, Sheinbaum ha adoptado una postura más pragmática y conciliatoria en cuestiones de migración. En lugar de continuar con la política de confrontación de su predecesor, México ha mostrado su disposición para aceptar deportados de otros países, pero con ciertas condiciones, como limitar las deportaciones a nacionalidades específicas o pedir compensaciones.
El estilo de Sheinbaum, que ha combinado una postura de respeto y diplomacia con la firmeza de quien defiende los intereses nacionales, se perfila como una de las claves para comprender las relaciones entre México y Estados Unidos durante su gobierno. Aunque no parece seguir la misma línea agresiva de Trump, Sheinbaum sabe que será necesaria una estrategia de cooperación en temas de alto impacto, mientras se defiende la soberanía y los intereses mexicanos con una voz clara y decidida.
El renombramiento irónico del continente o las respuestas a las amenazas de aranceles no son solo un acto de humor o una jugada diplomática; son señales de una nueva era en la política mexicana, en la que se busca equilibrar la firmeza en los principios con la necesidad de encontrar espacios de colaboración en un entorno internacional cada vez más polarizado.
Crédito fotográfico: Newsweek