
THE LATIN VOX (12 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Por primera vez en sus 128 años de historia, la Academia Brasileña de Letras (ABL), esa institución tradicionalmente dominada por hombres blancos, ha abierto sus puertas a una mujer negra.
La elegida es Ana Maria Gonçalves, una de las voces literarias más poderosas del Brasil contemporáneo, autora de la monumental novela Um defeito de cor (Un defecto de color), que narra la historia del país desde la mirada de una mujer negra esclavizada.
La elección de Gonçalves no solo marca un hito institucional, sino que simboliza un giro profundo en la narrativa cultural del país más grande de América Latina, donde más de la mitad de la población es de ascendencia africana, pero cuya élite literaria —hasta ahora— raramente lo reflejaba.
Con 54 años, Gonçalves se convierte en la primera mujer negra en ingresar a la llamada “Casa de Machado de Assis”, en honor a su fundador —él mismo un hombre negro—, considerado el mayor escritor brasileño de todos los tiempos.
Sin embargo, entre los 40 «inmortales» que conforman la academia, solo dos han sido hombres negros desde entonces, y una sola persona indígena ha ocupado un asiento. Hasta ahora, solo cinco mujeres formaban parte de la institución.
“Soy la primera mujer negra, pero no puedo ser la única”, declaró Gonçalves al ser elegida con 30 de los 31 votos posibles. “No puedo cargar con el peso de representar a toda una población que sigue siendo marginada y que, además, es profundamente diversa”.
La novela que consolidó su nombre, Um defeito de cor, es una obra de casi mil páginas que entrelaza historia, memoria, violencia y resistencia.
Publicada en 2006, ha vendido más de 180.000 copias y recientemente fue seleccionada por el periódico Folha de S.Paulo como la mejor obra de literatura brasileña del siglo XXI.
A pesar de su éxito, la novela aún no ha sido traducida al inglés, lo que revela una deuda pendiente de la industria editorial internacional con las voces afrodescendientes.
Entre los que celebraron su elección se encuentra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien confesó que la novela fue su “compañera” durante los 580 días que pasó en prisión. “Siempre la recomiendo”, escribió en redes sociales.
Para muchos, la llegada de Gonçalves a la ABL representa una victoria mucho más amplia que una silla en una academia: es un paso hacia la reparación histórica. La poeta y traductora Stephanie Borges, de 40 años, lo expresó con claridad: “Cuando somos nosotras quienes contamos nuestras historias, invitamos a quienes se nos parecen a acercarse a la literatura”.
El proceso de elección de Gonçalves fue también inédito en su enfoque. Aunque afirma que no pidió votos directamente, envió a cada miembro una copia de su libro, una carta personal y, en algunos casos, realizó llamadas telefónicas para dialogar sobre su obra.
En contraste, en 2018, la también destacada escritora negra Conceição Evaristo solo obtuvo un voto en su intento por ingresar a la academia, un reflejo de cómo incluso los méritos literarios han sido sistemáticamente ignorados por cuestiones raciales y de género.
Cidinha da Silva, autora de más de 20 libros, subrayó con firmeza: “Ana Maria no fue elegida porque es negra, sino porque es una de las más grandes escritoras vivas de Brasil”.
El resultado fue claro. De 13 candidatos, Gonçalves se impuso con una abrumadora mayoría. El único voto restante fue para Eliane Potiguara, una influyente escritora indígena que aspiraba también a hacer historia.
Ahora, desde dentro de la institución, Gonçalves espera abrir camino a otros talentos ignorados por años. “La academia necesita más mujeres, más personas negras, indígenas y de otras regiones del país”, afirmó. “Y espero que ahora, desde adentro, pueda ayudar a que eso suceda”.
En un Brasil que sigue enfrentando profundas desigualdades raciales y sociales, la entrada de Ana Maria Gonçalves a la Academia Brasileña de Letras es más que un triunfo literario: es una afirmación rotunda de que las historias contadas desde las márgenes también tienen lugar en el centro. Y que la literatura, cuando se abre a nuevas voces, es capaz no solo de narrar el mundo, sino de transformarlo.
Crédito fotográfico: Radio Agencia Brasil /EBC