THE LATIN VOX (27 de septiembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En un clima de creciente tensión global, las acusaciones de doble moral en el derecho internacional han cobrado protagonismo en la Asamblea General de la ONU. Líderes de diversas naciones han expresado su indignación ante lo que consideran una permisividad por parte de Occidente hacia Israel, lo que, según ellos, socava la autoridad de la Carta de las Naciones Unidas.
Desde el inicio del conflicto en la región, los actos de Israel han generado un torrente de críticas, especialmente por su aparente desdén hacia las resoluciones y normativas establecidas por la ONU. Estos líderes, provenientes de diversas latitudes, sostienen que la falta de una respuesta contundente por parte de las potencias occidentales ante las violaciones de derechos humanos y el uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel demuestra una clara desigualdad en la aplicación del derecho internacional.
El embajador de un país en desarrollo, quien pidió no ser identificado, subrayó que “la comunidad internacional no puede permanecer en silencio mientras se ignoran los principios fundamentales que deberían guiar nuestras acciones colectivas”. Esta percepción de un doble rasero ha generado un clamor por una revisión de las políticas exteriores de los países que, según los críticos, han permitido a Israel actuar sin temor a las consecuencias.
Los líderes han hecho un llamado a la ONU para que tome una posición más firme y equitativa en la resolución del conflicto, argumentando que la falta de acciones concretas por parte del Consejo de Seguridad envía un mensaje de impunidad. Además, han resaltado la necesidad de que la comunidad internacional se adhiera a los principios de justicia y equidad, independientemente de las alianzas políticas.
Mientras tanto, algunos analistas advierten que esta percepción de doble moral puede tener repercusiones significativas en la credibilidad de las instituciones internacionales. La confianza en la ONU podría erosionarse aún más si se percibe que ciertos países están por encima de la ley.
En este contexto, la Asamblea General se convierte en un escenario crucial para el debate sobre la reforma del sistema internacional y la necesidad de asegurar que el derecho internacional se aplique de manera uniforme y justa. Los ecos de esta indignación podrían marcar el rumbo de futuras políticas en el ámbito de la diplomacia y la justicia global.
Con el mundo observando, la presión sobre la comunidad internacional para que actúe de manera coherente y justa se intensifica. Las esperanzas de un cambio real en la dinámica del conflicto dependen, en gran medida, de la capacidad de la ONU para cumplir con su mandato de mantener la paz y la seguridad global. Sin duda, los próximos días serán decisivos para el futuro del orden internacional.
Crédito fotográfico: UN Photo/Jean-Marc Ferre