Análisis: ¿Cómo Trump y Biden lograron un acuerdo histórico de alto al fuego en Gaza?

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THE LATIN VOX (19 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

En un giro inesperado de la política internacional, una alianza aparentemente improbable entre los equipos presidenciales de Donald Trump y Joe Biden ha dado como resultado un histórico acuerdo de alto al fuego en Gaza.

Lo que comenzó como un esfuerzo diplomático aislado se transformó en una coalición poderosa que no solo detuvo temporalmente el conflicto, sino que también permitió la liberación de rehenes y prisioneros palestinos, aliviando a millones en una de las regiones más devastadas del mundo.

El origen de este acuerdo remonta a finales de 2023, cuando Trump, aún presidente en funciones, y su equipo comenzaron a presionar a Israel para que liberara a los rehenes antes de la toma de posesión de Biden, prometiendo fuertes sanciones si no se cumplía.

El enviado especial de Trump para Medio Oriente, Steve Witkoff, un desarrollador inmobiliario de Nueva York con poca experiencia diplomática pero una estrecha relación con el expresidente, fue el encargado de concretar el acuerdo.

A solo diez días de la inauguración de Biden, Witkoff viajó a Tel Aviv con un mensaje claro: Israel debía liberar a los rehenes como parte de un acuerdo más amplio, o enfrentarse a serias consecuencias.

El primer encuentro de Witkoff con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ocurrió bajo tensas circunstancias. Netanyahu, que se encontraba fuera de sus funciones oficiales por el Sabbath judío, tuvo que ceder ante la urgencia de Witkoff, quien, con su presencia, dejó claro que Trump no toleraría demoras.

En este primer contacto, Witkoff le transmitió a Netanyahu el mensaje directo de Trump: “El presidente ha sido un gran amigo de Israel, y ahora es hora de devolver el favor”, destacó el Wall Street Journal.

El impacto de esta conversación fue inmediato. Dos días después, Netanyahu envió una delegación a Doha, Qatar, con instrucciones claras: llegar a un acuerdo. Durante los siguientes días, las negociaciones intensivas, facilitadas por mediadores cataríes, egipcios y estadounidenses, comenzaron a tomar forma.

Las discusiones se extendieron hasta altas horas de la madrugada, con los negociadores manteniéndose separados en hoteles distintos para evitar enfrentamientos directos. El acuerdo de alto al fuego parecía alcanzarse solo al final de una jornada extenuante, cuando el ministro de Exteriores catarí, Mohammed bin Abdulrahman bin Jassim Al Thani, finalmente apareció ante los medios, con Witkoff a su lado.

Este acuerdo representaba no solo una victoria diplomática para Trump, sino también una jugada estratégica. En un momento en que la guerra en Ucrania continuaba, y su promesa de resolverla en 24 horas parecía cada vez más difícil de cumplir, Trump y su equipo vieron en Gaza una oportunidad para marcar su retorno al poder con un gesto fuerte de influencia internacional.

La pausa en el conflicto y la liberación de prisioneros no solo proporcionaban un alivio crucial a los palestinos en Gaza, sino que también representaban un triunfo simbólico para un acuerdo que había estado por completarse en varias ocasiones durante el gobierno de Biden.

El acuerdo, dividido en dos fases, permite la liberación de los rehenes y prisioneros palestinos, además de una pausa temporal en los combates, lo que facilita el envío de ayuda humanitaria a Gaza. Las cuestiones más difíciles sobre el futuro de Gaza, incluyendo su gobernanza y la presencia de fuerzas israelíes, se dejaron abiertas para negociaciones posteriores.

Este proceso de mediación no fue sencillo ni rápido. Durante más de un año, Biden y su equipo trabajaron incansablemente, con dificultades y obstáculos, como la muerte de varios rehenes en un túnel en Gaza y los cambios en la región, que alteraron el equilibrio de poder.

La eliminación de figuras clave en Hamas, como Yahya Sinwar, y la creciente presión sobre Hezbollah y otros actores apoyados por Irán, crearon un contexto más favorable para alcanzar un acuerdo.

El acuerdo también implicó concesiones importantes para Netanyahu, quien recibió el apoyo de Estados Unidos para continuar con la guerra si las negociaciones fracasan en la segunda fase. A cambio, Netanyahu se comprometió a no intervenir en la guerra con la misma dureza, además de un posible levantamiento de sanciones a grupos extremistas israelíes.

Este acuerdo no solo mostró la destreza diplomática de Biden y Trump por separado, sino que también ejemplificó cómo la política internacional puede cruzar fronteras ideológicas para lograr un objetivo común. El resultado fue un alto al fuego, aunque temporal, que fue impulsado por una colaboración inesperada entre dos administraciones presidenciales de visiones opuestas.

Con esta colaboración histórica, Biden y Trump demostraron que, a pesar de sus diferencias políticas, en momentos críticos el pragmatismo puede prevalecer. La pregunta es cuánto tiempo durará este alto al fuego y si se logrará una paz duradera para Gaza.

Lo que está claro es que, por ahora, ambos presidentes pueden reclamar una parte del crédito por haber logrado lo que muchos consideraban imposible: una pausa en el conflicto más devastador de la región.

Crédito fotográfico: BBC News


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