Análisis: El uso de ChatGPT en la vida cotidiana

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THE LATIN VOX (3 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

En la era digital actual, los chatbots como ChatGPT se han integrado de manera casi invisible en la vida cotidiana. Esta tecnología, que comenzó como una herramienta para tareas simples, ha evolucionado rápidamente hasta convertirse en un compañero indispensable en la vida personal y profesional de millones de personas.

Sin embargo, mientras las interacciones con la inteligencia artificial crecen, surgen preguntas sobre sus implicaciones. ¿Estamos caminando por una cuerda floja al depender tanto de una máquina para gestionar nuestras emociones, nuestras relaciones e incluso nuestra salud mental?

Cuando Tim, un hombre de mediana edad, comenzó a usar ChatGPT, no estaba muy impresionado. Después de probarlo brevemente, decidió cancelar su suscripción. Sin embargo, cuando comenzaron los problemas matrimoniales con su esposa Jill, la situación cambió.

En busca de consuelo y autoconocimiento, Tim comenzó a llevar un diario, lo cual le ayudó a procesar sus pensamientos. Poco después, comenzó a «hablar» con el chatbot, que, en su opinión, era el «diario perfecto» porque siempre estaba disponible para escuchar y responder. «Es como un amigo que puede ayudarme a traducir mis emociones y las de mi esposa», comenta Tim.

Esta interacción inicial, aparentemente inocente, pronto se convirtió en una herramienta crucial para la mejora de su relación. Utiliza ChatGPT para redactar mensajes cariñosos, calmarse después de una discusión, e incluso practicar conversaciones difíciles. A través de la inteligencia artificial, Tim se siente más preparado para enfrentar los conflictos de su matrimonio, y aunque su esposa está al tanto de que usa la plataforma para su desarrollo personal, no sabe hasta qué punto se ha convertido en su «consejero emocional».

Desde su lanzamiento en noviembre de 2022, ChatGPT ha pasado de ser una curiosidad a una herramienta omnipresente. Con más de 200 millones de usuarios semanales en todo el mundo, el chatbot de OpenAI no solo se utiliza para tareas laborales, sino que también ha encontrado su lugar en el ámbito personal. Celebridades como la cantante Lily Allen y el novelista Andrew O’Hagan han confesado que utilizan la inteligencia artificial para gestionar conflictos personales o incluso rechazar invitaciones de manera diplomática.

Sin embargo, el creciente uso de ChatGPT plantea interrogantes profundos sobre nuestra dependencia emocional de la tecnología. La socióloga Ella Hafermalz, de la Vrije Universiteit Amsterdam, ha estudiado cómo las personas recurren a ChatGPT para resolver problemas cotidianos que, en el pasado, habrían resuelto con amigos o familiares. «Lo estamos viendo en todos los contextos, desde el trabajo hasta la vida personal. La gente se siente atraída por la rapidez y facilidad de las respuestas, pero esto puede generar problemas a largo plazo», explica.

Este fenómeno también se observa en el ámbito profesional. Muchas personas prefieren preguntar a ChatGPT en lugar de a sus colegas o jefes, lo que puede afectar la dinámica de trabajo y las relaciones laborales.

Aunque algunos argumentan que la inteligencia artificial es útil para tareas simples, como corrección de textos o generación de ideas, otros advierten sobre los peligros de sustituir interacciones humanas con respuestas automatizadas.

La terapeuta Susie Masterson señala que, aunque el chatbot puede ayudar a reestructurar pensamientos o realizar ejercicios de terapia cognitiva, hay un riesgo real de que los usuarios comiencen a verlo como un sustituto de la terapia tradicional.

Tim, por ejemplo, comenzó a usar ChatGPT no solo para gestionar sus emociones, sino también como una especie de «entrenador emocional». La nueva función de «memoria» del chatbot le permite recordar detalles de su relación y ofrecer respuestas más personalizadas.

A través de esta interacción, Tim ha aprendido a comprender mejor a su esposa y a gestionar sus propios sentimientos. «Es como si ChatGPT pudiera hacer todo el trabajo emocional por mí», afirma.

No obstante, este tipo de dependencia puede resultar contraproducente. Al recurrir constantemente al chatbot, Tim comenzó a sobreanalizar su relación, buscando respuestas más allá de lo que realmente necesitaba.

La psicóloga Masterson advierte que este tipo de interacción puede crear patrones de pensamiento que limitan la capacidad de una persona para enfrentar la realidad de manera saludable. «Si buscamos siempre la perfección en nuestras interacciones, perdemos la oportunidad de aprender de nuestros errores y de mejorar como individuos», señala.

El riesgo más grande, según algunos expertos, es que la inteligencia artificial podría estar configurando expectativas poco realistas en nuestras relaciones. Al interactuar con un chatbot que responde de manera lógica y siempre equilibrada, los usuarios pueden comenzar a esperar lo mismo de sus parejas, lo que puede generar frustración y desilusión. «Es peligroso porque la inteligencia artificial no es humana, no tiene la capacidad de empatizar ni de experimentar la complejidad emocional que caracteriza a las relaciones humanas», explica Masterson.

Además, esta dependencia de ChatGPT plantea preocupaciones sobre la autenticidad de nuestras relaciones. Como explica la socióloga Hafermalz, «con la proliferación de la inteligencia artificial, las personas empiezan a dudar de si sus interacciones son genuinas o si están siendo influenciadas por algoritmos».

El concepto de «relación humana» se está viendo alterado por la presencia de estos intermediarios digitales, que, aunque útiles, no son capaces de sustituir la profundidad emocional de una conexión real entre seres humanos.

El caso de Tim es solo uno de los muchos ejemplos de cómo ChatGPT ha entrado en nuestras vidas personales de manera sigilosa, pero poderosa. Mientras algunos lo usan como una herramienta de apoyo emocional, otros advierten que su uso excesivo podría ser perjudicial. «Es un recurso valioso, pero debemos ser conscientes de los límites y de los riesgos de depender demasiado de él», concluye Hafermalz.

En última instancia, ChatGPT y otras tecnologías similares no son malas en sí mismas, pero su uso debe ser equilibrado. Si bien la inteligencia artificial puede ofrecer un alivio temporal y una manera rápida de procesar pensamientos y emociones, no puede sustituir la riqueza de la interacción humana. La clave estará en saber cuándo utilizarla como complemento y cuándo necesitamos la conexión genuina y desafiante que solo las relaciones humanas pueden ofrecer.

Crédito fotográfico: Forbes


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