Análisis: ¿Europa está preparada para asumir un rol decisivo frente al desafío de Ucrania?

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THE LATIN VOX (16 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

En medio de la devastadora invasión rusa que ya lleva casi tres años, Ucrania sigue resistiendo con una valentía impresionante. A pesar de que las fuerzas rusas sufren más de 1,500 bajas diarias, su avance es lento, mientras que el ejército ucraniano también enfrenta una presión creciente.

En este contexto, el futuro de Ucrania no solo dependerá de su capacidad para resistir, sino también de la voluntad de sus aliados internacionales, especialmente Europa, para garantizar el apoyo militar necesario ante la constante amenaza rusa.

La estrategia militar de Rusia hoy se basa en tres elementos clave: infantería, bombas planeadoras de precisión y drones FPV (con visión en primera persona). Las tropas rusas avanzan en pequeños grupos, buscando acorralar las posiciones ucranianas, mientras las fuerzas ucranianas intentan limitar la cantidad de unidades rusas a enfrentar, enfocándose en eliminar a los atacantes a unos 10 km de distancia.

Sin embargo, esta táctica coloca a las fuerzas ucranianas en una situación de vulnerabilidad ante los poderosos misiles de precisión y los drones rusos, que cazan soldados y vehículos ucranianos detrás de las líneas del frente.

El uso de bombas planeadoras guiadas por precisión lanzadas desde aviones rusos se ha convertido en uno de los métodos más letales de la ofensiva rusa. Estas bombas tienen la capacidad de destruir trincheras y edificios, obligando a los soldados ucranianos a dispersarse en áreas cada vez más pequeñas, defendiendo secciones de terreno de entre 70 y 200 metros.

Esta falta de defensores hace que las posiciones sean extremadamente vulnerables, complicando los suministros y la evacuación de heridos. A menudo, las evacuaciones se realizan mediante instrucciones por radio, dada la peligrosidad de acercarse a las trincheras.

A pesar de los avances rusos, el costo humano de la guerra sigue siendo alto para ambos bandos. Sin embargo, Rusia, con su superioridad numérica, sigue creyendo que puede mantener su esfuerzo bélico por más tiempo que Ucrania.

Con más de 580,000 soldados en el frente, frente a menos de 200,000 ucranianos defendiendo 1,200 km de línea, la guerra se ha convertido en una batalla de desgaste. El Kremlin está convencido de que su mayor capacidad de movilización puede eventualmente superar la resistencia ucraniana, que depende del apoyo militar externo.

El mayor reto para Ucrania no solo radica en su capacidad para resistir y generar fuerzas suficientes, sino en mantener la moral de sus tropas. A pesar de que hay suficientes soldados dispuestos a luchar, el sistema de entrenamiento ucraniano enfrenta serias deficiencias.

La mayor parte del entrenamiento táctico se realiza directamente en el campo de batalla, pero las unidades más experimentadas están atrapadas en el frente, lo que ha llevado a la creación de brigadas inexpertas.

Ante este panorama, el presidente Volodímir Zelensky ha tomado medidas para reorganizar el ejército ucraniano, optando por formar cuerpos de ejército que permitan rotar unidades, capacitar a los nuevos reclutas y proporcionar descanso a las fuerzas experimentadas.

No obstante, la cuestión clave ahora no es solo la capacidad de Ucrania para mantenerse firme, sino también el apoyo continuo de sus socios internacionales. Estados Unidos ya ha dejado claro que no será el garante de la paz, lo que coloca a Europa en una posición crítica. Si Europa desea garantizar una paz duradera, deberá estar dispuesta a invertir en sus capacidades militares para protegerla.

La disponibilidad de recursos no es un problema: Europa tiene el dinero, pero la pregunta es si está dispuesta a invertirlo con la suficiente determinación para garantizar la victoria de Ucrania. La pasividad de Europa frente a la situación ucraniana podría tener consecuencias graves para la estabilidad del continente. Si Rusia no enfrenta una derrota contundente, podría desestabilizar internamente a Ucrania, además de rearmarse una vez que logre superar las pérdidas sufridas.

Europa no puede quedarse de brazos cruzados. Los líderes europeos deben tomar decisiones claras y firmes si quieren asegurar un futuro de paz y estabilidad, no solo para Ucrania, sino para toda la región. El tiempo para actuar es ahora, y la voluntad política de Europa será puesta a prueba en los próximos meses. La pregunta es: ¿Está Europa dispuesta a asumir su responsabilidad y dar el paso necesario para evitar una victoria rusa, protegiendo así su propia seguridad y la de todo el continente?

Crédito fotográfico: Ukrainian Presidential Press Service Handout/EPA


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