
THE LATIN VOX (28 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
El presidente Donald Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaron ayer un esperado acuerdo comercial que, aunque evita una guerra comercial abierta, deja una estela de incertidumbre, desequilibrios y tensiones diplomáticas.
El nuevo pacto impone un arancel del 15% sobre la mayoría de los productos europeos que ingresan a EE. UU. y obliga a la Unión Europea a realizar inversiones masivas en energía estadounidense y en equipamiento militar. A continuación, presentamos las cinco claves esenciales de este controversial acuerdo.
1. Un acuerdo que no disipa del todo la incertidumbre
Aunque el pacto fue presentado como un avance significativo, muchos sectores siguen sin saber exactamente a qué atenerse.
Si bien se excluyen de los aranceles productos como aeronaves, ciertos químicos y materias primas críticas, otros sectores –como el farmacéutico o los vinos y licores europeos– aún no tienen claridad sobre las tasas que enfrentarán en el mercado estadounidense.
Además, EE. UU. mantendrá un arancel del 50% sobre el acero y el aluminio, aunque von der Leyen indicó que podrían ser reemplazados por un sistema de cuotas en futuras negociaciones.
2. Trump conserva el poder de cambiar las reglas
Este acuerdo, calificado como un “entendimiento político de alto nivel”, podría ser reconfigurado por el propio presidente Trump. Un alto funcionario de la Casa Blanca confirmó que el mandatario se reservó el derecho de elevar los aranceles si los compromisos de inversión por parte de la UE no se cumplen a cabalidad. Para los observadores, esto refleja la fragilidad y naturaleza unilateral del pacto.
3. Tensión en la isla de Irlanda
El acuerdo también resalta nuevas divisiones en la isla de Irlanda. Mientras los exportadores de Irlanda del Norte se beneficiarán de un arancel reducido del 10%, gracias al tratado entre el Reino Unido y EE. UU., sus vecinos en la República de Irlanda enfrentarán la tasa completa del 15%.
Simon Harris, viceprimer ministro irlandés, expresó su pesar por el acuerdo, aunque reconoció que “la certeza es mejor que la confrontación”. Sin embargo, el desbalance podría complicar aún más el ya frágil equilibrio posterior al Brexit en la región.
4. Descontento en la industria alemana
Aunque el canciller alemán Friedrich Merz celebró la evitación de un conflicto comercial de gran escala, los líderes industriales del país no ocultaron su decepción. El influyente grupo BDI advirtió que el 15% de aranceles tendrá un impacto “inmenso” en la industria exportadora alemana, especialmente en sectores como el automotriz y el químico.
Volkswagen, por ejemplo, anunció que las aranceles le costaron ya 1.300 millones de euros en pérdidas durante la primera mitad del año.
5. Los aranceles siguen por encima de niveles históricos
Pese al discurso oficial de estabilidad, la realidad es que los aranceles actuales siguen muy por encima de los niveles que existían antes del inicio de las guerras comerciales de Trump. La UE había buscado un acuerdo de “cero por cero”, pero el resultado final está lejos de ese objetivo.
“Es un acuerdo soportable, pero no bueno”, afirmó Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg Bank. “Trump puede venderlo como una victoria, pero comparado con el statu quo previo, es una pérdida para Europa”.
Además, los economistas advierten que los consumidores estadounidenses también sufrirán, ya que las empresas probablemente trasladarán los costes adicionales a los precios finales.
Conclusión: Un acuerdo desequilibrado que favorece a EE. UU.
En suma, el nuevo acuerdo parece ser, al menos por ahora, una victoria estratégica para Donald Trump, reforzando su discurso de defensa del comercio estadounidense.
Para Europa, el pacto ofrece estabilidad, sí, pero a un alto precio y con muchas preguntas pendientes. Lo que se presentó como un compromiso histórico podría convertirse, en los meses por venir, en un nuevo punto de fricción transatlántico.
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