
THE LATIN VOX (23 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un mundo cada vez más dividido por las políticas de Donald Trump, Europa enfrenta el desafío de adaptarse a un nuevo panorama geopolítico.
Si bien la influencia de Estados Unidos ha sido un pilar central de la seguridad y la economía europea desde la Segunda Guerra Mundial, el mandato del presidente estadounidense ha sacudido los cimientos de esa alianza histórica.
Con el objetivo de asegurar la defensa y la estabilidad económica, ¿será Europa capaz de aprender a ir por su cuenta en un futuro sin la tradicional presencia de Washington?
La reorientación de la industria alemana: de la automoción a la defensa
En Alemania, el cambio ya está en marcha. Las fábricas de automóviles, que alguna vez fueron la joya de la economía germana, están siendo reconvertidas para la producción de tecnología de defensa. Hensoldt, una empresa de electrónica, ha experimentado un aumento en la demanda de sus productos, incluidos radares que protegen a Ucrania de los ataques rusos.
En respuesta a la desaceleración de la demanda de automóviles en Europa y la competencia creciente de China, gigantes como Rheinmetall también están tomando medidas similares, reconvirtiendo fábricas de componentes automotrices para satisfacer las necesidades del sector de defensa.
Estas medidas surgen en un contexto donde la política exterior de Trump está haciendo que Europa se replantee su dependencia de EE. UU. Los aranceles impuestos por el gobierno estadounidense, incluidos los del acero y aluminio, están afectando a la economía de la región. Además, las amenazas de nuevos aranceles, como los que se aplicarían a los coches europeos, aumentan la incertidumbre.
La retirada de EE. UU. del escenario global
El aislamiento de EE. UU. bajo el liderazgo de Trump no solo se limita a la economía, sino que también se extiende a su papel en la seguridad global. Desde la retirada de acuerdos internacionales hasta la desconfianza en la OTAN, el presidente estadounidense ha reducido drásticamente el compromiso de su país con sus aliados tradicionales. Trump ha sugerido que EE. UU. debería centrarse más en la lucha contra China y en la seguridad interna, en lugar de proteger a Europa o mantener su presencia militar en la región.
Esto ha provocado que los países europeos aceleren sus esfuerzos por aumentar el gasto en defensa. Alemania, el Reino Unido y otros miembros de la Unión Europea están reorientando sus recursos para construir una defensa autónoma que pueda suplir la vacante dejada por los EE. UU.
Si bien se considera que este proceso llevará años, la urgencia ha quedado clara, especialmente a medida que el conflicto en Ucrania se intensifica y las decisiones de Trump de cortar la ayuda a Kyiv generaron más desconcierto en el continente.
Impacto en la cultura y la academia: un éxodo desde EE.UU.
El impacto de las políticas de Trump también se extiende a los sectores cultural y académico. Artistas, académicos y figuras culturales de renombre están comenzando a abandonar los EE. UU. en busca de un entorno más acogedor.
En el Reino Unido, varias universidades han informado un aumento en las solicitudes de empleo de académicos estadounidenses, muchos dispuestos a sacrificar la estabilidad que ofrecen las universidades de su país natal para trabajar en Europa. Esto refleja un cambio significativo en la movilidad de talento, que antes estaba fuertemente centrado en los EE. UU.
Por otro lado, artistas internacionales han comenzado a cancelar sus presentaciones en suelo estadounidense. La cantante canadiense Leslie Hudson y el violinista alemán Christian Tetzlaff han cancelado sus giras en protesta por las políticas de la administración Trump, especialmente en relación con el conflicto de Ucrania y el tratamiento de los derechos humanos.
Europa frente al reto económico
Aunque la crisis política de EE. UU. está afectando a las relaciones comerciales, la región europea tiene más opciones que otras partes del mundo. Con menos del 3% de su PIB exportado a EE. UU., los países europeos están menos expuestos que otras economías a los aranceles impuestos por Trump.
Sin embargo, las relaciones comerciales con los EE.UU. siguen siendo cruciales, y desvincularse de ellas podría tener consecuencias negativas para las industrias europeas que dependen de productos estadounidenses de alta calidad.
Reino Unido, por ejemplo, está buscando alternativas comerciales y podría intentar un acuerdo limitado con EE. UU. que abarque servicios digitales y la seguridad de las cadenas de suministro. No obstante, los obstáculos políticos dentro de EE. UU., especialmente la necesidad de la aprobación del Congreso, dificultan cualquier avance significativo.
Defensa: ¿Una Europa sin la protección estadounidense?
El cambio más significativo es el impacto en la seguridad. La relación de defensa entre Europa y EE. UU. está sufriendo una transformación radical.
El alejamiento de Trump de la OTAN y la creciente reticencia de EE. UU. a intervenir en conflictos internacionales están obligando a Europa a reconsiderar sus opciones. La falta de apoyo de Washington en Ucrania y la creciente incertidumbre sobre el compromiso de EE. UU. con la defensa colectiva de Europa subrayan la necesidad de que la región construya su propia capacidad de defensa.
Las potencias militares europeas, como el Reino Unido y Alemania, están acelerando sus esfuerzos para aumentar su gasto en defensa, pero muchos expertos advierten que llevará años, si no décadas, para que Europa logre igualar la protección ofrecida por EE. UU.
Conclusión: ¿Un futuro incierto para Europa?
La retirada de EE. UU. de su papel central en la política global está remodelando las relaciones internacionales de Europa, tanto en términos económicos como de seguridad.
Aunque la región tiene la capacidad de adaptarse y encontrar nuevas alianzas, la transición no será fácil ni rápida. Los próximos años serán cruciales para que Europa descubra si puede, efectivamente, aprender a valerse por sí misma sin la guía de su principal aliado histórico.
Si logra hacerlo, podría surgir un nuevo orden mundial más multipolar, donde Europa desempeñe un papel más autónomo en un escenario global profundamente transformado.
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