THE LATIN VOX (7 de noviembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
Con la inminente llegada de Donald Trump a la Casa Blanca para un segundo mandato, las preocupaciones sobre el futuro económico de Canadá, y particularmente sobre Alberta, no se han hecho esperar. Durante su primer mandato, las políticas de «América Primero» y el proteccionismo comercial ya pusieron a prueba la relación económica con su vecino del norte. Ahora, con el regreso de Trump, el temor a nuevas medidas arancelarias y su enfoque agresivo hacia la industria energética está causando un profundo nerviosismo entre los analistas del mercado y los líderes empresariales de Alberta.
El regreso del proteccionismo: Aranceles globales y su impacto en Alberta
Uno de los elementos más preocupantes de la agenda económica de Trump es la propuesta de imponer un arancel mínimo global del 10 por ciento a las importaciones de bienes. Aunque la medida está dirigida principalmente a China y otras economías competidoras, las repercusiones podrían extenderse rápidamente a los sectores clave de la economía canadiense, especialmente al energético. Según Al Salazar, jefe de investigación sobre petróleo y gas en Enverus Intelligence Research, esta incertidumbre representa una amenaza significativa para los pronósticos del mercado de petróleo.
«Lo que realmente preocupa es el impuesto que Trump quiere aplicar a todas las importaciones, entre un 10 y un 20 por ciento. Es una especie de ‘arma de incertidumbre’ que genera un panorama muy volátil para los próximos cuatro años», comenta Salazar, quien también es columnista energético en Calgary Eyeopener. Aunque la medida podría parecer una estrategia para proteger la industria estadounidense, los analistas advierten que, en el caso del crudo, podría generar un aumento en los precios de la gasolina y provocar presiones inflacionarias en los consumidores estadounidenses.
Más allá de los efectos directos sobre los consumidores, el impacto podría ser aún más profundo a nivel de las cadenas de suministro. Como señala Salazar, cualquier cambio que favorezca a los Estados Unidos en términos de comercio podría desestabilizar a los exportadores canadienses de petróleo y gas. Y en Alberta, donde la industria energética es la columna vertebral de la economía, esa incertidumbre podría tener efectos devastadores.
Alberta: Un sector expuesto a las fluctuaciones políticas en EE.UU.
Alberta ha sido históricamente el principal productor de crudo en Canadá, con el 87 por ciento de sus exportaciones de petróleo dirigidas a los Estados Unidos, un total que equivale a 3,3 millones de barriles diarios. La dependencia de los mercados estadounidenses ha puesto al sector energético de Alberta en una posición vulnerable, dado que cualquier cambio en la política comercial o en la demanda de crudo en EE. UU. puede generar grandes fluctuaciones en los ingresos provinciales.
A pesar de la expansión del oleoducto Trans Mountain, que ha abierto nuevos mercados en Asia, gran parte del crudo que se transporta por este conducto aún termina en California, lo que resalta la importancia de mantener relaciones comerciales estables con Estados Unidos. Sin embargo, con el regreso de Trump y su promesa de «¡drill, baby, drill!» desde el primer día de su mandato, la presión sobre la industria canadiense podría intensificarse.
«Estamos bastante preocupados por los impactos potenciales para Canadá y para Alberta específicamente, sabiendo que estamos muy expuestos al comercio con EE. UU.», dice Ruhee Ismail-Teja, vicepresidenta de políticas y asuntos externos de la Cámara de Comercio de Calgary. La cifra de 3.6 mil millones de dólares que cruzan diariamente entre las fronteras de Canadá y Estados Unidos deja claro cuán estrechamente interconectadas están ambas economías. Un cambio en las políticas comerciales de la administración Trump podría tener repercusiones masivas no solo para Alberta, sino para toda la economía canadiense.
La amenaza del «drill, baby, drill»
La retórica energética de Trump durante su campaña presidencial ha puesto en evidencia su enfoque a favor de la explotación de recursos fósiles en EE. UU. La promesa de «¡Perforad, nene, perforad!» indica que, si Trump vuelve a la Casa Blanca, los esfuerzos para expandir la producción de petróleo en su país seguirán siendo una prioridad. Esto podría generar una competencia aún más feroz para Alberta, que ya enfrenta una lucha constante por mantener su competitividad en el mercado global.
Los líderes de la industria temen que una expansión agresiva de la producción en los EE. UU. junto con políticas de «America First» puedan resultar en una disminución de la demanda de crudo canadiense, o en la imposición de restricciones adicionales al acceso al mercado estadounidense. Este escenario plantea un futuro incierto para las empresas de Alberta, muchas de las cuales dependen de los precios del petróleo y de la estabilidad en las relaciones comerciales transfronterizas.
Un panorama incierto para Alberta
El retorno de Trump podría significar una nueva era de volatilidad económica para Alberta, una provincia cuyo futuro económico sigue estando en gran medida atado a los vaivenes del mercado energético y a las políticas de su principal socio comercial. Con un sector energético ya afectado por los precios fluctuantes del crudo, el cambio hacia una mayor protección comercial y la competencia interna en EE. UU. podría aumentar aún más las tensiones.
A medida que los analistas y líderes empresariales de Alberta observan el ascenso de Trump, el sentimiento general es de cautela. Si bien la promesa de «América Primero» puede parecer atractiva para ciertos sectores de la economía estadounidense, las implicaciones para Alberta son menos claras. ¿Podrán las empresas canadienses adaptarse a un entorno más proteccionista? ¿O Alberta se verá atrapada en la incertidumbre que Trump podría traer de vuelta a la política comercial mundial?
Lo que es seguro es que, con la política de Trump en el horizonte, Alberta deberá prepararse para navegar en aguas cada vez más turbulentas.
Crédito fotográfico: Bill Pugliano/Getty Images