
THE LATIN VOX (27 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un contexto de creciente tensión entre Estados Unidos y los poderosos carteles de narcotráfico de México, la posibilidad de que las fuerzas militares estadounidenses tomen medidas directas contra estos grupos ha generado un debate peligroso sobre sus consecuencias.
Recientemente, figuras prominentes como Evan Hafer, veterano y fundador de Black Rifle Coffee, han propuesto una guerra abierta contra los carteles mexicanos, mencionando que unidades de élite, similares a las utilizadas en la guerra contra el terrorismo, podrían ser desplegadas para enfrentarse a organizaciones criminales como el Cártel de Sinaloa o el de Jalisco Nueva Generación.
Este tipo de declaraciones se vieron reforzadas tras la designación oficial de los carteles mexicanos como organizaciones terroristas por parte de la administración de Donald Trump, lo que ha incrementado la presión sobre el gobierno mexicano y generado la posibilidad de que se intensifiquen las intervenciones militares en suelo mexicano.
Sin embargo, expertos advierten que esta incursión tendría serias repercusiones, tanto en el ámbito de seguridad como en las relaciones internacionales entre ambos países.
Consecuencias en la seguridad: ¿Una guerra de violencia sin control?
Los carteles de narcotráfico mexicanos, fuertemente armados y con recursos a su disposición gracias al flujo de armas provenientes de EE.UU., no dudan en emplear la violencia para defender sus intereses. Si las fuerzas militares estadounidenses entraran a México, la respuesta de los carteles podría ser brutal y rápida, poniendo en peligro no solo a los combatientes, sino también a civiles, incluyendo a turistas estadounidenses en destinos populares como Cancún o comunidades fronterizas donde las redes del narcotráfico ya están profundamente arraigadas.
John P. Sullivan, exoficial de la ley en Los Ángeles y experto en guerras irregulares, subraya que aunque la designación de los carteles como terroristas no implica una orden directa de intervención militar, sí abre la puerta a acciones más agresivas, como operaciones militares de alto nivel similares a las que EE.UU. llevó a cabo contra grupos como Al Qaeda o el Estado Islámico (ISIS).
La experiencia de la guerra contra el terrorismo muestra que estas operaciones, aunque efectivas en algunos casos, también traen consigo altos costos, incluyendo muertes de civiles y el riesgo de radicalización de nuevas fuerzas dentro de las organizaciones atacadas.
El costo económico y social de la «guerra total»
Atacar a los carteles mexicanos implicaría no solo una confrontación armada, sino un reto económico de dimensiones colosales. El narcotráfico es uno de los principales motores de la economía mexicana, con un impacto directo sobre el empleo y las finanzas del país.
Los carteles no solo cuentan con miles de operativos, sino que también disfrutan de un nivel de apoyo regional en algunas áreas y están profundamente infiltrados en las estructuras políticas y empresariales de México. Desestabilizar esta red podría tener efectos devastadores, no solo para los carteles, sino para la sociedad mexicana en su conjunto.
Además, si el ejército estadounidense lleva a cabo ataques aéreos o incursiones de fuerzas especiales, los carteles, conocidos por su brutalidad, podrían responder con ataques directos a objetivos blandos, como turistas o incluso instalaciones diplomáticas en México. Incluso, la posibilidad de que los carteles actúen dentro de EE.UU. no está descartada, especialmente dado el alto nivel de organización y sus vínculos con actores internacionales.
Un conflicto que podría escalar rápidamente
Lucas Webber, analista de amenazas, señala que los carteles están aprendiendo de los conflictos actuales en Ucrania y Siria, mejorando sus capacidades, especialmente en el uso de drones y otras tácticas militares sofisticadas. Estos avances podrían convertir cualquier confrontación en una guerra prolongada y sangrienta, que además de costar miles de millones de dólares, podría generar nuevas víctimas civiles y aumentar la inseguridad en la región.
Por otro lado, John Sullivan matiza que, aunque los carteles tienen un historial de usar tácticas terroristas para intimidar a la sociedad y presionar al gobierno mexicano, las víctimas de su violencia no suelen ser turistas estadounidenses, sino más bien fuerzas de seguridad mexicanas y políticos. Aún así, cualquier escalada violenta podría afectar a los ciudadanos comunes, incluidos aquellos que se encuentran en áreas no directamente involucradas en los combates.
La realidad de una «guerra contra el narcotráfico»
El llamado a una intervención militar directa en México refleja la creciente frustración con la falta de resultados en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. Sin embargo, los expertos insisten en que una guerra total contra los carteles podría ser contraproducente.
La desaparición de líderes de los carteles podría crear un vacío de poder, lo que desencadenaría una guerra interna entre facciones rivales, exacerbando aún más la violencia y la inestabilidad en la región.
Al final, la propuesta de usar la fuerza militar de EE.UU. en México plantea una cuestión crítica: ¿están dispuestos los Estados Unidos a asumir los riesgos de una guerra prolongada que podría implicar consecuencias impredecibles, no solo para México, sino también para la seguridad y estabilidad de sus propios ciudadanos?
Si bien las políticas de «mano dura» contra el narcotráfico tienen su atractivo desde una perspectiva de seguridad, la realidad de cómo estas medidas pueden afectar tanto a México como a EE.UU. debe ser considerada con seriedad, y no como una solución fácil a un problema extremadamente complejo.
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