
THE LATIN VOX (15 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
La administración Trump ha comenzado a centrar sus esfuerzos en un cambio geopolítico de gran escala: la creciente influencia de los partidos de extrema derecha en Europa.
Con un discurso incendiario del vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, en la conferencia de líderes europeos en Múnich el pasado viernes, y una reunión con la líder de la Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, la administración ha dejado claro su objetivo de alinear a Europa con su agenda populista y antiinmigrante, mientras refuerza su lucha global contra el «globalismo» y los valores liberales.
El golpe político en Múnich
El discurso de Vance, pronunciado a solo una semana de las elecciones en Alemania, sorprendió a los asistentes al criticar ferozmente al gobierno alemán. En un tono que bien podría haber sido parte de una campaña electoral, el vicepresidente de Estados Unidos acusó a los líderes europeos de suprimir la libertad de expresión, no frenar la migración ilegal y temerle a las verdaderas creencias de los votantes.
Su intervención, cargada de controversia, fue recibida con una mezcla de incomodidad y murmullos, mientras en una sala contigua se escuchaba un bajo «Jesucristo» ante sus palabras.
Horas después, Vance se reunía con Alice Weidel, líder de la AfD, rompiendo un importante tabú político en Alemania: la llamada «muralla contra la extrema derecha», que tradicionalmente ha impedido que este partido, con lazos con sectores extremistas, participe en coaliciones de gobierno.
Kristine Berzina, directora del Geostrategy North del German Marshall Fund, señaló que si bien el apoyo de Vance o el de Elon Musk –quien también se ha pronunciado a favor de la AfD en público– no cambiará el resultado de las elecciones alemanas, estos movimientos son una señal del objetivo más amplio de Trump: transformar la política europea hacia un eje más nacionalista y aislacionista, alineado con los intereses de la derecha estadounidense.
La estrategia global de Trump y la nueva Europa populista
La administración de Trump no solo ve a líderes como Viktor Orbán en Hungría, Giorgia Meloni en Italia, y Marine Le Pen en Francia como aliados naturales, sino que también busca promover un modelo en el que los intereses de estos partidos populistas puedan coexistir con la agenda de Trump de frenar la inmigración y desafiar las estructuras supranacionales que, según él, socavan la soberanía nacional.
Aunque la postura de Trump y sus aliados de la extrema derecha estadounidense está siendo observada con cautela por muchos en Europa, Berzina advirtió que las intenciones del magnate estadounidense podrían incluir amenazas directas, como la imposición de aranceles, en caso de que el nuevo gobierno alemán no se alinee con las políticas de la Casa Blanca.
«Eso sería impensable en circunstancias normales», señaló Berzina, «pero en 2025, pocas cosas son impensables.»
Vance y la diplomacia contundente
Además de su enfrentamiento con la política interna alemana, Vance también aprovechó su visita para dejar en claro que no tenía interés en reunirse con el canciller alemán Olaf Scholz, quien debería ser uno de los socios clave de Estados Unidos en la negociación sobre la guerra en Ucrania.
«No necesitamos verlo, no será canciller por mucho tiempo», comentó un exfuncionario estadounidense al medio Politico, destacando la actitud cada vez más confrontacional de la administración Trump hacia las autoridades tradicionales europeas.
En su intervención en Múnich, Vance no tuvo reparos en advertir a los líderes europeos que «si temen a sus propios votantes, no hay nada que América pueda hacer por ustedes». Este mensaje es el mismo que resuena en los círculos de poder de la extrema derecha europea: la necesidad de un mandato democrático para implementar cambios significativos, lo que, a su juicio, está en juego en las próximas elecciones en varios países del continente.
La inquietante conexión con Putin y Ucrania
La influencia de la administración Trump en Europa también tiene un trasfondo más profundo, especialmente en relación con la guerra en Ucrania. Trump, que ha sido un crítico acérrimo de la actual política exterior estadounidense, parece tener una postura de esperar el momento adecuado para actuar en el conflicto ucraniano.
Según sus comentarios sobre el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, Trump dejó entrever que su administración, si regresa al poder, buscaría una negociación que ceda territorio ucraniano a Rusia, como parte de su estrategia para poner fin al conflicto.
«Él va a tener que hacer lo que tiene que hacer», dijo Trump sobre Zelenskyy, sugiriendo que las circunstancias podrían llevar a Ucrania a hacer concesiones dolorosas en nombre de la paz.
Una transformación en la política global
El acercamiento de la administración Trump a la extrema derecha europea marca una clara apuesta por transformar la política global, no solo en América, sino también en el continente europeo.
Al mismo tiempo que Trump y sus aliados buscan fortalecer sus lazos con líderes populistas y nacionalistas, los expertos y observadores políticos advierten que la creciente polarización podría tener consecuencias impredecibles, tanto para las relaciones transatlánticas como para la estabilidad de las democracias liberales en todo el mundo.
En un mundo cada vez más fragmentado, lo que parece claro es que el futuro de las alianzas políticas globales está en juego, y la administración Trump parece estar dispuesta a jugar una partida de alto riesgo para imponer su visión del orden mundial.
Crédito fotográfico: BBC