THE LATIN VOX (3 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En una histórica visita a Angola, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tomará la palabra el martes en el Museo Nacional de la Esclavitud de Angola para abordar la oscura historia de la esclavitud en América. La intervención de Biden, que se llevará a cabo en un lugar emblemático de la memoria histórica, busca reconocer el sufrimiento de millones de africanos esclavizados que fueron trasladados a las Américas durante siglos.
La visita de Biden incluirá una parada en la Capela da Casa Grande, un sitio del siglo XVII donde los esclavizados eran bautizados antes de ser embarcados en el infierno del tráfico transatlántico. A lo largo de la historia, aproximadamente 4 millones de angoleños fueron forzados a la esclavitud en las Américas, en su mayoría en Brasil. La primera oleada de esclavos africanos llegó a Estados Unidos en 1619, cuando los primeros hombres y mujeres fueron traídos desde Angola a la colonia británica de Virginia. De hecho, casi una cuarta parte de las 472,000 personas esclavizadas en los Estados Unidos provinieron de la región occidental y central de África, incluida Angola.
El Museo Nacional de la Esclavitud de Angola, fundado en 1977 en una plantación histórica de uno de los mayores traficantes de esclavos del siglo XVIII, Álvaro de Carvalho Matoso, tiene como misión preservar la memoria de este trágico capítulo de la historia. En apoyo a esta causa, el gobierno de Estados Unidos anunció una donación de 229,000 dólares para la restauración y conservación del museo, una muestra de su compromiso con la preservación de la memoria histórica.
Un reconocimiento a la colaboración y la historia compartida
En su declaración, la Casa Blanca enfatizó la importancia de reconocer juntos la «horrible historia» del comercio transatlántico de esclavos, recordando que hoy en día existen casi 12 millones de estadounidenses de ascendencia angoleña. El objetivo de Biden es también fortalecer los lazos entre ambas naciones, reconociendo el sufrimiento del pasado y celebrando la colaboración que se ha logrado en el presente. Este tipo de intercambio cultural y diplomático busca reparar, de alguna manera, las grietas abiertas por siglos de injusticias y colonialismo.
A lo largo de los últimos años, también ha aumentado la atención sobre el papel de Portugal en el comercio transatlántico de esclavos. Desde su colonización de Angola en 1575, Portugal fue responsable de la trata de casi 6 millones de africanos, lo que representa casi la mitad del total de personas esclavizadas que fueron llevadas a las Américas. Recientemente, el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, reconoció la responsabilidad del país en estos crímenes históricos y sugirió que podrían ser necesarias reparaciones, una declaración que generó controversia dentro de la política portuguesa.
Las relaciones internacionales y el futuro de Angola
A pesar de las tensiones sobre la cuestión de las reparaciones, el presidente angoleño, João Lourenço, ha dejado claro que su país no pedirá compensaciones a Portugal, señalando que es «imposible» remediar los errores del pasado. En su visita a Angola, Biden también discutirá el futuro de las inversiones en infraestructura, destacando los planes de inversión por parte de gobiernos y empresas occidentales en el puerto de Lobito, en la costa de Angola, un punto clave para el transporte de minerales necesarios para baterías y vehículos eléctricos.
El llamado «corredor Lobito», que conecta Angola con la República Democrática del Congo y Zambia, se considera una respuesta estratégica a la creciente influencia de China en África. Sin embargo, tanto Estados Unidos como Angola han subrayado que no buscan una rivalidad entre potencias globales.
Según John Kirby, asesor de comunicaciones de seguridad nacional de la Casa Blanca, «no estamos pidiendo a los países que elijan entre Estados Unidos, Rusia y China. Simplemente buscamos oportunidades de inversión confiables y sostenibles para Angola y para todo el continente».
El legado de la esclavitud y los desafíos del presente
La visita de Biden a Angola no solo es una oportunidad para reflexionar sobre el pasado y las cicatrices de la esclavitud, sino también para mirar hacia el futuro, impulsando nuevas oportunidades de colaboración entre ambas naciones. El reconocimiento de la historia compartida, marcado por la dolorosa herencia del comercio de esclavos, se combina con una mirada hacia el desarrollo económico, un futuro que podría traer nuevas posibilidades para la población angoleña.
La visita presidencial de Biden subraya la importancia de enfrentar el pasado mientras se construye un futuro basado en relaciones de respeto mutuo y colaboración internacional. En última instancia, lo que está en juego no solo es el reconocimiento histórico, sino también el potencial para que Angola y Estados Unidos avancen juntos en un contexto global cada vez más interconectado y complejo.
Crédito fotográfico: JULIO PACHECO NTELA/AFP