
THE LATIN VOX (16 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un paso clave hacia la “relocalización” de su cadena de suministro, Apple ha anunciado una inversión de $500 millones de dólares para obtener tierras raras directamente desde Estados Unidos, en medio de crecientes presiones políticas del presidente Donald Trump para que la compañía produzca sus icónicos iPhones dentro del país.
El acuerdo fue sellado con MP Materials, una empresa minera con sede en EE. UU., y contempla no solo la compra de tierras raras —materiales esenciales para componentes electrónicos—, sino también el desarrollo conjunto de una nueva línea de reciclaje en California. Esta iniciativa permitirá reutilizar tierras raras provenientes de productos Apple desechados, fortaleciendo así el compromiso ambiental de la empresa.
Un movimiento estratégico en tiempos de tensión
La inversión es parte de un plan más amplio de $500.000 millones anunciado por Apple a principios de año para expandir sus operaciones en Estados Unidos.
Esta estrategia se alinea tanto con los intereses de la compañía como con las exigencias del entorno político: la administración Trump ha intensificado sus esfuerzos para que las grandes tecnológicas estadounidenses reduzcan su dependencia de China, especialmente en sectores estratégicos como el de los minerales críticos.
“La innovación estadounidense impulsa todo lo que hacemos en Apple, y estamos orgullosos de profundizar nuestra inversión en la economía nacional”, declaró el CEO Tim Cook. “Los materiales de tierras raras son esenciales para fabricar tecnología avanzada, y esta asociación ayudará a fortalecer el suministro de estos materiales vitales aquí en Estados Unidos”.
¿Qué son las tierras raras y por qué importan?
Aunque su nombre sugiere escasez, las tierras raras se encuentran en todo el planeta, pero son difíciles y costosas de extraer y procesar.
Actualmente, China controla el 92% de la capacidad mundial de procesamiento de estos elementos, lo que le otorga un control casi monopólico sobre un recurso clave para productos que van desde teléfonos inteligentes y turbinas eólicas hasta aviones de combate y tratamientos contra el cáncer.
Los imanes de tierras raras que Apple adquirirá de MP Materials se utilizarán en dispositivos como iPhones, iPads, Apple Watches y MacBooks. Según la compañía, la producción en Texas comenzará en 2027 y eventualmente abastecerá a cientos de millones de dispositivos Apple a nivel global.
Un mensaje político a Trump
Más allá de los beneficios técnicos, la decisión parece enviar un mensaje directo a Donald Trump, quien ha presionado públicamente a Apple para que fabrique iPhones dentro de EE.UU.
En mayo, Trump escribió en Truth Social: “He informado a Tim Cook que espero que los iPhones vendidos en EE. UU. se fabriquen en EE. UU., no en India ni en ningún otro lugar. Si no es así, Apple deberá pagar un arancel de al menos el 25%”.
Aunque Apple aún no tiene planes de trasladar la fabricación completa del iPhone a suelo estadounidense, esta inversión en materiales críticos es un intento de equilibrar las demandas políticas sin alterar por completo su modelo de producción global, el cual depende en gran parte de fábricas en China, India y Vietnam.
Formación de talento y futuro industrial
Uno de los elementos más ambiciosos del acuerdo es el enfoque en formar una fuerza laboral especializada en la fabricación de imanes. Apple y MP Materials crearán programas de formación para compensar el déficit de mano de obra calificada, un obstáculo señalado por expertos como uno de los mayores retos para repatriar la producción tecnológica a EE. UU.
“El conocimiento necesario para fabricar cada componente se desarrolla durante años”, explicó David Marcotte, vicepresidente senior de la firma de análisis de mercado Kantar. Incluso Tim Cook ha reconocido públicamente que China combina “habilidades artesanales”, “robótica avanzada” y “ciencia informática” en un ecosistema laboral difícil de replicar.
Parte de una tendencia más amplia
Apple no está sola en este giro industrial. En los últimos meses, otras grandes tecnológicas también han apostado por la producción nacional: Texas Instruments anunció una inversión de $60.000 millones para fabricar semiconductores en EE. UU., TSMC destinó $100000 millones a instalaciones estadounidenses, y Nvidia confirmó la construcción de supercomputadoras en el país.
¿Una nueva era para la tecnología estadounidense?
La inversión de Apple representa más que una operación comercial: es un paso hacia una nueva geopolítica tecnológica, en la que Estados Unidos busca recuperar control sobre materiales e infraestructuras críticas.
Para Apple, es también una apuesta por la resiliencia, la sostenibilidad y, en parte, por mantener contento a quien aún ejerce una fuerte influencia sobre la política industrial estadounidense.
Si bien la fábrica del iPhone seguirá, por ahora, fuera de Estados Unidos, el corazón mineral de sus dispositivos comienza a latir, lentamente, en suelo americano.
Crédito fotográfico: Technetbook