THE LATIN VOX (2 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Arabia Saudita está llevando a cabo un agresivo plan de patrocinio y relaciones internacionales mientras se prepara para ser oficialmente nombrada sede de la Copa Mundial de la FIFA 2034. Con más de 900 acuerdos de patrocinio en su haber, la nación del Golfo se ha posicionado como un actor clave en el panorama deportivo global, y su influencia en el fútbol internacional está más que nunca a la vista.
La estrategia de Arabia Saudita se ha consolidado a lo largo de los últimos dos años y medio, con un enfoque particular en el fútbol, donde ha firmado 194 acuerdos relacionados con el deporte rey.
Estos incluyen pactos con federaciones nacionales de fútbol de todo el mundo, desde Ucrania hasta países de África y Oceanía, así como importantes patrocinios de la gigante petrolera Aramco. La empresa ha cerrado acuerdos que incluyen la financiación de la Copa Mundial masculina de 2026 y la Copa Mundial femenina de 2027, entre otros torneos globales.
Según un informe de Play the Game, una organización danesa dedicada a promover la democracia y la transparencia en el deporte, Arabia Saudita está utilizando el fútbol como una herramienta para remodelar su imagen global, al tiempo que busca consolidar su poder geopolítico mediante asociaciones estratégicas con federaciones deportivas.
En total, el reino ha firmado más de 35 memorandos de entendimiento con diferentes países y ha asegurado acuerdos con la Confederación Africana de Fútbol y la Confederación de Fútbol de Oceanía, todos ellos orientados al desarrollo y colaboración en el deporte.
El alcance de estos acuerdos ha sido tan significativo que ha llamado la atención de analistas y líderes deportivos en todo el mundo. Play the Game subraya la presencia de figuras políticas sauditas clave en la gestión de estas entidades, como el presidente de Newcastle United, Yasir Al-Rumayyan, quien ostenta una impresionante cantidad de 22 roles dentro de diversas instituciones deportivas y gubernamentales de Arabia Saudita. Esta interconexión entre el deporte y la política ha generado preocupaciones sobre posibles conflictos de interés, con varios altos funcionarios involucrados en ambas esferas.
A nivel global, Arabia Saudita también ha incrementado su presencia en otros deportes. A través de su Fondo de Inversión Pública (PIF), que también es dueño de Newcastle United, el país ha firmado 346 acuerdos en deportes como el boxeo, los deportes electrónicos y el golf.
Estos movimientos apuntan a diversificar aún más su influencia dentro del mundo deportivo, consolidando el “Riyadh Season” como un evento que atrae grandes competiciones y figuras internacionales, como la esperada pelea de campeonato mundial entre Oleksandr Usyk y Tyson Fury el 21 de diciembre.
En el contexto de la FIFA, Arabia Saudita ha establecido una relación especialmente estrecha. Recientemente, el Fondo Saudita de Inversión Pública firmó un contrato de patrocinio con la FIFA por 100 millones de dólares anuales, un acuerdo que ha sido duramente criticado por diversas figuras del fútbol femenino. Más de 100 jugadoras firmaron una carta abierta denunciando la falta de consideración hacia los derechos humanos y el medio ambiente en Arabia Saudita, un llamado que ha sido ignorado hasta ahora.
El proceso para otorgar la sede de la Copa Mundial de 2034 a Arabia Saudita está previsto para el 11 de diciembre, cuando se confirmará oficialmente la designación del país sin necesidad de una votación formal. Esta decisión, que se tomará en una reunión en línea con representantes de las federaciones, ha generado críticas debido a su carácter precipitado y remoto. Muchos dirigentes de federaciones internacionales han expresado su malestar por la falta de un debate más abierto y transparente.
El anuncio de la evaluación de la candidatura saudita por parte de la FIFA, con una calificación récord de 4.2 sobre 5, también ha generado reacciones negativas. Organizaciones como Amnistía Internacional acusaron a la FIFA de realizar un «lavado de cara» asombroso al otorgar a Arabia Saudita una calificación tan alta, a pesar de las preocupaciones persistentes sobre los derechos humanos y el respeto a las libertades fundamentales en el reino.
El ascenso de Arabia Saudita como un centro neurálgico de patrocinio deportivo y su creciente influencia en el fútbol internacional no solo refleja sus ambiciones económicas y políticas, sino también una estrategia para mejorar su imagen ante el mundo.
A medida que el país se prepara para albergar uno de los eventos deportivos más importantes del planeta, la atención global se centra en cómo estos movimientos impactarán la dinámica del deporte mundial y las relaciones internacionales. Con las apuestas tan altas, el futuro de la Copa Mundial de 2034 parece estar marcado por la controversia y las tensiones geopolíticas.
Crédito fotográfico: Goal.com