En un dramático aumento de las tensiones en la región, un ataque aéreo israelí en Beirut ha dejado al menos 14 muertos y decenas de heridos, según informó el Ministerio de Salud de Líbano. El ataque, que tuvo lugar en el barrio de Dahiya, conocido como un bastión de Hezbollah, fue descrito por las autoridades israelíes como un “ataque dirigido” que tenía como objetivo a un alto comandante de Hezbollah, Ibrahim Akil, junto con otros 10 operativos del grupo.
El ataque aéreo se produjo en medio de un intercambio de fuego intensificado entre Israel y Hezbollah a lo largo de la frontera entre Líbano e Israel. Horas antes del ataque, Hezbollah había lanzado 140 cohetes hacia el norte de Israel, en represalia por una serie de explosiones que habían sacudido el sur de Líbano días antes, matando a decenas de personas y causando miles de heridos.
El portavoz militar israelí, el almirante Daniel Hagari, confirmó que el ataque en Beirut fue parte de una “nueva fase de guerra” y que Israel continuará persiguiendo a sus enemigos para defender a sus ciudadanos, incluso en áreas densamente pobladas como Dahiya. Por su parte, el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, había prometido una fuerte represalia contra Israel, lo que llevó a un aumento significativo de los ataques transfronterizos.
Las imágenes del lugar del ataque muestran edificios gravemente dañados y equipos de rescate trabajando entre los escombros para encontrar sobrevivientes. Entre las víctimas se encuentran cinco niños, lo que ha generado una ola de indignación y temor entre la población civil.
Este último episodio de violencia ha aumentado los temores de una guerra a gran escala en la región, con ambos lados intensificando sus ataques y ninguna señal de desescalada en el horizonte. La comunidad internacional ha hecho un llamado urgente a la calma y al diálogo para evitar una mayor escalada del conflicto.