Ataque aéreo israelí en el norte del Líbano deja 21 muertos

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FOTO: AP

El 14 de octubre de 2024, un ataque aéreo israelí en el norte del Líbano dejó al menos 21 muertos, en una de las peores escaladas de violencia entre Israel y las milicias respaldadas por Hezbolá en los últimos años. El ataque ocurrió en la región fronteriza libanesa de Akkar, donde las fuerzas israelíes han intensificado sus operaciones en respuesta a los ataques con cohetes lanzados desde Líbano.

El ataque es parte de la creciente escalada de tensiones en la frontera entre Israel y Líbano, una zona marcada por la volatilidad y los enfrentamientos intermitentes entre Israel y el grupo militante Hezbolá, respaldado por Irán. La región ha sido testigo de un aumento significativo de la violencia en las últimas semanas, en gran parte debido al conflicto entre Israel y el grupo militante Hamás, que ha llevado a una serie de ataques a través de las fronteras israelíes con Gaza y el Líbano.

Hezbolá ha aumentado su actividad en apoyo de Hamás, lanzando ataques con cohetes y artillería desde territorio libanés contra posiciones israelíes. En respuesta, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han lanzado ataques aéreos contra objetivos en el sur y norte del Líbano, intentando neutralizar las posiciones de lanzamiento de cohetes y otros activos militares de Hezbolá.

El ataque aéreo israelí en Akkar ha sido particularmente devastador, con informes iniciales que indican que la mayoría de las víctimas son civiles, lo que ha provocado una ola de condena internacional. Según testigos, las explosiones destruyeron varias viviendas y causaron daños importantes a la infraestructura local, incluyendo hospitales y escuelas.

El gobierno libanés ha condenado el ataque como una violación flagrante de su soberanía, y ha exigido una respuesta internacional inmediata. «Este ataque es una escalada peligrosa que pone en riesgo la estabilidad de toda la región», declaró el primer ministro libanés, Najib Mikati. En respuesta, Israel ha justificado el ataque como una medida defensiva ante las continuas agresiones de Hezbolá, argumentando que los civiles a menudo son utilizados como escudos humanos por los militantes en la zona.

El ataque ha exacerbado una situación humanitaria ya crítica en el norte del Líbano. La región, que alberga a miles de refugiados sirios y palestinos, se encuentra bajo una presión creciente debido a la inestabilidad política y económica del país. Las agencias humanitarias internacionales han advertido sobre la posibilidad de una catástrofe humanitaria si las hostilidades continúan.

Organizaciones como la Cruz Roja y la ONU han desplegado equipos de emergencia para proporcionar ayuda a los heridos y desplazados, aunque enfrentan grandes desafíos debido a la inseguridad en la zona. «La situación es extremadamente volátil, y estamos trabajando contra reloj para garantizar que los civiles reciban la asistencia que necesitan», afirmó un portavoz de la ONU.

La comunidad internacional ha expresado su preocupación por el aumento de la violencia en la frontera entre Israel y Líbano. Naciones Unidas ha llamado a la moderación y ha pedido a ambas partes que eviten una mayor escalada que podría desestabilizar aún más la región. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha instado a un cese inmediato de las hostilidades y ha enfatizado la necesidad de reanudar las negociaciones diplomáticas para encontrar una solución duradera al conflicto.

Países como Estados Unidos y Francia también han expresado su preocupación, pero han adoptado posturas diferenciadas. Mientras que Estados Unidos ha respaldado el derecho de Israel a defenderse contra las amenazas de Hezbolá, Francia ha pedido a ambas partes que respeten el derecho internacional humanitario y protejan a los civiles.

El conflicto entre Israel y Líbano tiene profundas implicaciones para la estabilidad de todo el Medio Oriente. A medida que se intensifican los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá, muchos analistas temen que la situación pueda convertirse en una guerra a gran escala que involucre a otros actores regionales, como Irán, Siria y Rusia. La intervención de Hezbolá en apoyo de Hamás podría aumentar el riesgo de un conflicto multifacético en toda la región, lo que tendría graves consecuencias para la seguridad global.

Además, el ataque aéreo y las tensiones crecientes podrían alterar los esfuerzos diplomáticos en curso para establecer acuerdos de paz más amplios en la región. Tanto Israel como Hezbolá han dejado claro que no retrocederán fácilmente, lo que deja pocas esperanzas de una rápida resolución del conflicto.

El ataque israelí en el norte del Líbano y la muerte de al menos 21 personas son un recordatorio trágico de la fragilidad de la paz en la región y la posibilidad real de una escalada militar entre Israel y sus vecinos. Con las tensiones en su punto más alto en años, la comunidad internacional enfrenta el desafío urgente de intervenir diplomáticamente para evitar que el conflicto se extienda, causando aún más destrucción y sufrimiento en la región.


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