THE LATIN VOX (27 de octubre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
Australia ha rechazado la solicitud de visa de la polémica comentarista de extrema derecha Candace Owens, quien había planeado realizar una gira de conferencias por el país en noviembre. El ministro de Inmigración, Tony Burke, argumentó que Owens tiene la «capacidad de incitar la discordia» en casi todas las direcciones.
Owens, conocida por su influencia conservadora y su programa de podcast, ha promovido teorías de conspiración y retórica antisemita, minimizando incluso los experimentos médicos nazis en los campos de concentración. El gobierno federal australiano expresó su preocupación por el historial de la comentarista, lo que llevó a esta decisión de bloquear su entrada al país.
“Desde minimizar el impacto del Holocausto con comentarios sobre el infame médico nazi Josef Mengele, hasta afirmar que los musulmanes iniciaron la esclavitud, Candace Owens tiene la capacidad de incitar discordia en casi todas partes”, declaró Burke el domingo.
Owens había programado una gira de cinco fechas en Australia, con eventos planeados en ciudades como Sídney, Melbourne, Brisbane, Perth y Adelaida. Los precios de las entradas oscilaban entre 95 dólares australianos para la entrada general y 1,500 dólares para una cena privada con la personalidad de los medios conservadores.
La decisión de Australia de rechazar su visa ha suscitado un debate sobre la libertad de expresión y los límites del discurso en el contexto de la inmigración. Mientras algunos apoyan la medida como una forma de proteger el orden público y la cohesión social, otros critican la decisión, argumentando que constituye una censura.
Con el creciente impacto de las figuras polarizadoras en el discurso público, el caso de Owens resalta la complejidad de gestionar la llegada de oradores extranjeros cuyas opiniones pueden generar divisiones significativas en la sociedad. A medida que se aproxima la fecha de su gira, el rechazo de su visa plantea preguntas sobre el equilibrio entre la libertad de expresión y la responsabilidad social en Australia.
Crédito fotográfico: Jason Davis/Getty Images