THE LATIN VOX (4 de diciembre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un país como Canadá, conocido por su alto nivel de vida y su compromiso con el bienestar social, los bancos de alimentos se han convertido en una solución temporal para una crisis cada vez más crónica: la inseguridad alimentaria.
Sin embargo, un grupo de organizaciones benéficas está pidiendo una reforma radical: «Poner a los bancos de alimentos fuera de negocio». Esta campaña, lanzada por el Toronto Vegetarian Food Bank, busca un cambio estructural que permita que los canadienses no dependan de la caridad para satisfacer sus necesidades alimenticias básicas.
Josh Smee, CEO de Food First NL en Terranova y Labrador, y uno de los principales impulsores de la campaña, sueña con un futuro en el que los bancos de alimentos ya no sean necesarios porque las personas ya no tengan que recurrir a ellos. «Los bancos de alimentos, como organización, son tan viejos como yo», comenta Smee. «Nos hemos acostumbrado tanto a este modelo, pero no tiene que ser así. No tiene que estar aquí.»
La creciente demanda y la insostenibilidad del modelo actual
Los números hablan por sí mismos. Según un informe reciente de Food Banks Canada, en marzo de 2024 se registraron más de dos millones de visitas a bancos de alimentos, un aumento del 6% con respecto al año anterior y del 90% con respecto a 2019.
Esta tendencia refleja una realidad alarmante: la inseguridad alimentaria está afectando a más personas que nunca, y, lo que es aún más preocupante, muchas de ellas están empleadas. De las 12,000 nuevas personas que utilizan bancos de alimentos cada mes, más del 50% tienen trabajos a tiempo completo y más del 60% tienen educación postsecundaria.
A medida que los canadienses trabajadores recurren cada vez más a los bancos de alimentos, estos se ven desbordados. Más del 30% de los bancos de alimentos informan que se están quedando sin existencias.
Marjorie Bencz, directora ejecutiva del banco de alimentos de Edmonton, explica que estas organizaciones nunca fueron concebidas para cargar con esta enorme responsabilidad. El banco de alimentos de Edmonton, el primero en abrir sus puertas en Canadá en los años 80, surgió como una solución temporal para ayudar a las personas durante una recesión económica. Sin embargo, hoy en día sigue funcionando y está más ocupado que nunca.
Un llamado a la acción: Renta básica universal
La campaña «Put Food Banks Out of Business» no se trata solo de recaudar fondos, sino de transformar la forma en que se aborda la pobreza en Canadá. Matt Noble, director ejecutivo del Toronto Vegetarian Food Bank, explica que «la inseguridad alimentaria en un país como Canadá no debería ser responsabilidad del sector benéfico ni de la buena voluntad de los donantes».
La campaña pide que, además de realizar donaciones a los bancos de alimentos, los canadienses se comuniquen con sus parlamentarios locales para abogar por la implementación de una renta básica universal, una medida que podría garantizar que todas las personas estén por encima de la línea de pobreza de manera sostenible.
«Uno de los regalos más importantes que podemos dar, además de dinero, es el regalo de nuestra voz», afirma Smee. Al coincidir con el Giving Tuesday, un día dedicado a las donaciones benéficas en todo el mundo, la campaña busca aprovechar la generosidad de los canadienses durante la temporada navideña para impulsar un cambio estructural más profundo.
La frustración ante la falta de acción política
A pesar de la creciente necesidad de apoyo y la presión de las organizaciones, los responsables políticos no parecen estar tomando medidas decisivas.
Meghan Nicholls, CEO de Food Banks Mississauga, expresa su frustración ante la falta de respuesta de los funcionarios electos: «Nunca me he sentido tan enojada. Seguimos gritando a los funcionarios electos. Me reúno con ellos cara a cara, les cuento lo que está pasando en la comunidad y solo recibo una palmadita en la espalda y un ‘Gracias por todo tu trabajo'». La desconexión entre los bancos de alimentos, que viven la realidad de la pobreza, y los políticos que toman decisiones, es palpable.
¿Es posible un Canadá sin bancos de alimentos?
A pesar de los desafíos, Smee es optimista. Aunque reconoce que los bancos de alimentos podrían seguir existiendo para ayudar en «emergencias muy breves», destaca que el modelo actual, en el que las personas dependen de estos recursos para sobrevivir mes tras mes, no es sostenible. «Los bancos de alimentos no fueron diseñados para esto», dice Smee, quien aboga por un enfoque más ambicioso para erradicar la pobreza de manera definitiva.
El reto es grande, pero la propuesta es clara: la renta básica universal podría garantizar que los canadienses no tuvieran que recurrir a la caridad para llenar sus estómagos. Los bancos de alimentos, que fueron una respuesta temporal a una crisis económica, se han convertido en una solución permanente y, en muchos casos, insuficiente.
La visión de un Canadá sin bancos de alimentos, donde todos los ciudadanos tengan acceso a lo necesario para vivir dignamente, es un objetivo alcanzable si se implementan las políticas correctas.
El futuro de la caridad y la sostenibilidad social
La campaña Put Food Banks Out of Business nos recuerda que, en un país rico como Canadá, la pobreza no debería ser una causa benéfica. La verdadera solución radica en una política que garantice que nadie quede atrás. Mientras tanto, los bancos de alimentos seguirán dependiendo de la generosidad de los donantes, pero también del compromiso de los ciudadanos para exigir un cambio en las políticas públicas que erradiquen la pobreza y la inseguridad alimentaria de manera sostenible.
Es hora de imaginar un futuro sin bancos de alimentos, un futuro en el que la solidaridad no se mida en donaciones, sino en justicia social y bienestar colectivo.
Crédito fotográfico: https://www.adamsontrustee.com/