Dos de los principales bancos del país han emitido pronósticos que sugieren una drástica reducción en las tasas de interés del Banco de Canadá (BoC) durante el próximo año, anticipando una serie de recortes por un total de 225 puntos básicos. Este análisis ha capturado la atención de economistas, empresarios y hogares por igual, al implicar una posible vuelta a una política monetaria más expansiva en medio de crecientes incertidumbres económicas globales y nacionales.
En los últimos dos años, el Banco de Canadá ha seguido una política de aumentos constantes de las tasas de interés, con el fin de contener una inflación que alcanzó máximos históricos no vistos en décadas. La tasa de política monetaria del BoC alcanzó niveles superiores al 5%, un reflejo de los esfuerzos por enfriar una economía sobrecalentada y contrarrestar las presiones inflacionarias impulsadas por factores globales, como los problemas en la cadena de suministro y los altos precios de la energía.
Sin embargo, con signos recientes de desaceleración económica, tanto a nivel nacional como internacional, la necesidad de mantener las tasas en niveles altos podría estar llegando a su fin. La inflación ha comenzado a moderarse, y algunos sectores clave, como el inmobiliario y el consumo, están mostrando signos de debilidad. Estos factores han llevado a los analistas de grandes bancos a proyectar que el BoC podría cambiar de rumbo y adoptar un enfoque más laxo en su política monetaria, buscando evitar una recesión prolongada.
Proyecciones de los grandes bancos
Los dos bancos en cuestión —cuyos informes económicos han sido ampliamente discutidos en los últimos días— argumentan que el BoC podría recortar sus tasas de interés en un total de 225 puntos básicos (bps) a lo largo de los próximos 12 meses. Este recorte sería una respuesta a varios factores críticos:
- Enfriamiento de la inflación: Los últimos datos sugieren que las presiones inflacionarias están disminuyendo, lo que podría permitir al banco central ajustar su postura de política sin el riesgo de avivar nuevamente el aumento de precios.
- Desaceleración económica: Los pronósticos de crecimiento económico para Canadá en 2024 se han revisado a la baja, en gran parte debido al debilitamiento del consumo interno, una baja en la demanda global de productos canadienses, y la persistente incertidumbre en torno a los precios de las materias primas, que son vitales para la economía del país.
- Mercado laboral y consumo: El mercado laboral, aunque aún sólido, ha mostrado señales de estancamiento, con un crecimiento más lento en la creación de empleos y una disminución en las vacantes. Además, el alto costo de endeudarse ha reducido el gasto de los consumidores, una tendencia que podría profundizarse si no se alivian las condiciones crediticias.
- Impacto en la vivienda: El sector inmobiliario, uno de los motores clave de la economía canadiense, ha sido duramente golpeado por las tasas de interés más altas, lo que ha elevado los costos hipotecarios y reducido la demanda de viviendas. Se espera que una serie de recortes en las tasas reduzca la presión sobre los propietarios y potenciales compradores.
¿Cómo afectarán los recortes al consumidor y a las empresas?
Si se materializan los recortes proyectados por los grandes bancos, los efectos sobre la economía canadiense podrían ser considerables. Para los consumidores, una reducción en las tasas de interés podría traducirse en una menor carga financiera, especialmente para aquellos con hipotecas de tasa variable o para quienes están buscando refinanciar sus deudas. Las tasas más bajas también podrían incentivar el consumo y ayudar a reactivar el mercado inmobiliario, que ha estado en caída libre en muchas regiones del país.
Para las empresas, los recortes de tasas significarían costos de financiamiento más bajos, lo que podría impulsar la inversión en proyectos de expansión y contratación. Sin embargo, también se plantea la pregunta de si este alivio llegará a tiempo para evitar que sectores como el minorista y la manufactura sigan sintiendo los efectos de la demanda debilitada y el entorno de alta incertidumbre.
A pesar de las expectativas de recortes, algunos economistas advierten sobre los riesgos de un cambio prematuro en la política monetaria. Aunque la inflación parece estar bajo control, sigue siendo volátil y podría repuntar si las condiciones globales cambian, particularmente si los precios de la energía vuelven a subir o si las cadenas de suministro sufren nuevas disrupciones.
Además, recortar las tasas podría tener implicaciones para la estabilidad financiera a largo plazo. Las tasas de interés ultra bajas que Canadá experimentó en los años posteriores a la Gran Recesión fueron vistas como un motor de la acumulación de deuda en los hogares, lo que dejó a muchos vulnerables cuando las tasas finalmente comenzaron a subir en 2022. Un retorno a condiciones crediticias más laxas podría repetir esta dinámica.
Hasta el momento, el Banco de Canadá no ha dado indicios claros de que esté dispuesto a recortar las tasas en el futuro inmediato, y sigue centrado en su objetivo de mantener la inflación bajo control. Sin embargo, en las declaraciones recientes de sus principales funcionarios, incluido el gobernador Tiff Macklem, ha habido señales de que el banco central está monitoreando de cerca los riesgos de una desaceleración económica, lo que podría abrir la puerta a una reevaluación de la política.
Los mercados financieros ya están incorporando parte de estas expectativas, con los rendimientos de los bonos canadienses a largo plazo comenzando a descender, reflejando la creencia de que el ciclo de ajuste monetario podría estar llegando a su fin.
En resumen, los próximos 12 meses podrían marcar un punto de inflexión para la economía canadiense. Si las predicciones de los grandes bancos son correctas, los recortes de tasas de interés del Banco de Canadá traerán alivio a muchos sectores, pero también presentarán nuevos desafíos. La clave para los responsables de la política monetaria será encontrar un equilibrio entre apoyar el crecimiento económico y evitar un resurgimiento de las presiones inflacionarias. Lo que está claro es que tanto los consumidores como las empresas estarán observando de cerca las decisiones del BoC en los próximos meses, mientras el país navega por un entorno económico cada vez más complejo.