En medio de la agitación del tráfico diario, Toronto se ha convertido en el escenario de una intensa batalla política sobre las ciclovías recién instaladas. La controversia ha surgido después de que el gobierno de Ontario, liderado por el Premier Doug Ford, anunciara su intención de eliminar parte de la infraestructura ciclista recién instalada, lo que ha generado tensiones entre la ciudad y sus suburbios sobre la seguridad de los ciclistas y la congestión del tráfico.
La reciente aprobación de la Ley 212, también conocida como la «Ley de Reducción de la Congestión y Ahorro de Tiempo», ha sido el catalizador de esta disputa. Esta legislación otorga al gobierno provincial la autoridad para eliminar las ciclovías municipales y acelerar la construcción de nuevas carreteras. La ley específicamente apunta a 18 kilómetros (11 millas) de ciclovías recién instaladas en tres arterias principales de la ciudad: Bloor Street, Yonge Street y University Avenue.
Los defensores de las ciclovías argumentan que estas infraestructuras son esenciales para fomentar el uso de modos de transporte alternativos y aliviar la congestión del tráfico en la ciudad. Según ellos, invertir en transporte público y ciclismo es la única manera de salir del «trampa de la congestión» en la que se encuentra Toronto. Sin embargo, los conductores y algunos residentes de los suburbios sostienen que las ciclovías están causando atascos y retrasos, exacerbando los problemas de tráfico en la ciudad.
La controversia ha llevado a protestas y manifestaciones en toda la ciudad. En una reciente manifestación en Queen’s Park, los ciclistas y defensores del transporte sostenible se reunieron para expresar su descontento con la nueva legislación. Entre los manifestantes se encontraba Victor Perelman, un ciclista de 44 años que vive cerca de Bloor Street y que ha prometido recorrer todas las ciclovías que el gobierno de Ford ha prometido eliminar. «Esto es una medida política que solo busca empujar a todos los ciclistas a la carretera por conveniencia política», declaró Perelman.
El Premier Doug Ford ha defendido la nueva ley, argumentando que es necesaria para reducir la congestión y mejorar el flujo de tráfico en la ciudad. Sin embargo, los críticos han señalado que la eliminación de las ciclovías podría poner en peligro la seguridad de los ciclistas y revertir los avances logrados en la promoción del transporte sostenible.
La batalla sobre las ciclovías en Toronto no solo refleja las tensiones entre la ciudad y sus suburbios, sino también el desafío de equilibrar la necesidad de mejorar el transporte público y reducir la congestión con la seguridad y comodidad de los ciclistas y conductores. A medida que la disputa continúa, queda por ver cómo se resolverá esta controversia y qué impacto tendrá en el futuro del transporte en Toronto.