
THE LATIN VOX (18 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El expresidente boliviano Evo Morales, una de las figuras más emblemáticas y controvertidas de América Latina, enfrenta nuevas acusaciones graves que han agitado el panorama político del país. Un juez boliviano ha ordenado su arresto tras acusaciones de abuso sexual y tráfico de personas, en relación con un presunto delito cometido durante su mandato presidencial.
El caso involucra a una joven de 15 años, con quien se alega que Morales, de 65 años, tuvo un hijo en 2016, lo que, según la legislación boliviana, constituiría una violación de menores. Las acusaciones, que han conmocionado a Bolivia y a la comunidad internacional, han desencadenado una serie de eventos que han colocado a Morales en el centro de un conflicto legal y político con el gobierno actual.
La orden de arresto y el congelamiento de bienes
La decisión del juez Nelson Rocabado, emitida desde la ciudad de Tarija, en el sur del país, no solo incluye la orden de arresto contra el exmandatario, sino también el congelamiento de sus bienes y una prohibición de salir del país. Morales, quien fue el primer presidente indígena de Bolivia y gobernó durante casi 14 años, no se presentó a la audiencia, alegando problemas de salud. Este fue el segundo intento fallido de que Morales compareciera ante el tribunal para determinar su posible detención preventiva.
El caso está vinculado a denuncias de abuso de poder y tráfico de personas, ya que se cree que los padres de la joven involucrada la habrían inscrito en el movimiento político de Morales con la finalidad de escalar en la política, a cambio de beneficios para su hija. Estas graves acusaciones incluyen la posibilidad de que Morales utilizara su posición de poder para explotar a la menor, con un cargo que podría acarrear entre 10 y 15 años de prisión.
La reacción de Morales y sus seguidores
El exmandatario ha rechazado las acusaciones, calificándose a sí mismo como una «víctima» de una guerra legal orquestada por su sucesor y actual aliado político, el presidente Luis Arce. Morales ha mantenido un perfil bajo, refugiándose en la región del Chapare, donde reside en las instalaciones de los sindicatos de cocaleros, fuertemente protegido por medidas de seguridad. A lo largo de los últimos meses, ha logrado movilizar a miles de sus seguidores, quienes han bloqueado carreteras y paralizado parcialmente la economía en un intento de evitar su arresto.
La situación ha generado un fuerte enfrentamiento entre Morales y el gobierno de Arce. Las protestas de apoyo a Morales, lideradas por sus seguidores más cercanos, han causado una creciente polarización política en Bolivia, especialmente entre aquellos que lo consideran un defensor de los derechos indígenas y los que lo acusan de corrupción y abuso de poder.
La condena pública y las demandas de justicia
El caso ha provocado una ola de indignación en la sociedad boliviana. En las afueras del tribunal, un grupo de mujeres se manifestó con pancartas que pedían justicia para la víctima y llamaban a Morales «abusador». Las madres que participaron en la protesta exigieron que el exmandatario fuera llevado ante la justicia y que se protegiera a las niñas de abusos similares.
Este escándalo se suma a la complicada trayectoria de Morales, quien ya había sido obligado a renunciar en 2019 tras acusaciones de fraude electoral y un clima de violencia y protestas en el país. Su regreso del exilio en Argentina el año siguiente no ha hecho más que profundizar las divisiones políticas en Bolivia, con el expresidente buscando ahora la reelección en las elecciones de agosto de 2025, a pesar de que los tribunales le han prohibido presentarse para un tercer mandato.
Un futuro incierto para Morales
La situación de Morales refleja no solo los problemas legales que enfrenta, sino también la inestabilidad política que persiste en Bolivia. Su figura sigue siendo divisiva: mientras una parte de la población lo ve como el artífice de avances sociales y económicos, otra lo considera responsable de profundizar las brechas sociales y de corrupción en su tiempo en el poder.
A medida que avanza la investigación y la tensión política se intensifica, el futuro de Evo Morales parece cada vez más incierto. La amenaza de su arresto, sumada a las acusaciones de abuso y tráfico de personas, podría ser un golpe mortal a su carrera política, que ya enfrenta una serie de desafíos.
Bolivia se encuentra ante un momento clave: mientras se debate sobre la justicia, la impunidad y el futuro político del país, la figura de Morales sigue siendo un símbolo de la complejidad política y social de la nación. La resolución de este caso marcará un antes y un después en la historia reciente de Bolivia y podría definir el rumbo de las próximas elecciones presidenciales.
Crédito fotográfico: CNN News