En la 29ª Conferencia de las Partes (COP 29) sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, Brasil ha advertido que no habrá acuerdo a menos que los países ricos aumenten significativamente su financiación climática. La conferencia, que se está llevando a cabo en Bakú, Azerbaiyán, ha visto a Brasil tomar una postura firme sobre la necesidad de un compromiso financiero más fuerte para abordar el cambio climático.
El Ministro de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil, Marina Silva, destacó que para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, se necesitarán más de $6 trillones para 2030. Este monto es significativamente mayor que el compromiso anterior de $100 mil millones anuales que debía alcanzarse para 2020. Silva subrayó que sin un aumento en la financiación climática, será imposible cumplir con los objetivos de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales.
Brasil ha sido uno de los países más vocales en la conferencia, insistiendo en que los países desarrollados deben asumir una mayor responsabilidad financiera debido a su histórico uso de combustibles fósiles que ha causado la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero. La postura de Brasil ha sido respaldada por varios otros países en desarrollo que también han expresado su insatisfacción con los esfuerzos actuales de financiación climática.
El presidente de la COP 29, Mukhtar Babayev, reconoció las dificultades en las negociaciones, pero también destacó que el acuerdo alcanzado es un primer paso importante para proteger la humanidad del cambio climático. Sin embargo, muchos delegados de países en desarrollo, incluyendo Brasil, han criticado el acuerdo como insuficiente y han llamado a una mayor ambición y compromiso financiero.
Brasil ha anunciado que albergará la próxima conferencia de la COP en 2025 en la Amazonía, y ha instado a los países a presentar compromisos más ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El país también ha presentado sus propios objetivos de reducción de emisiones, comprometiéndose a reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en un 59% a 67% para 2035, en comparación con 2005.
La conferencia ha puesto de relieve las divisiones entre los países ricos y los países en desarrollo sobre la responsabilidad financiera y la necesidad de una mayor cooperación internacional para enfrentar el cambio climático. Brasil y otros países en desarrollo continúan presionando para que se logren acuerdos más sólidos y financieramente viables en futuras conferencias climáticas.