
THE LATIN VOX (27 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, enfrentará un juicio por su presunta implicación en un intento de golpe de Estado para mantenerse en el poder tras su derrota en las elecciones de 2022.
Así lo decidió el Tribunal Supremo del país, que también ordenó la apertura de un proceso penal contra siete de sus aliados más cercanos.
La decisión supone un duro golpe para el líder ultraderechista, quien ahora enfrenta la posibilidad de una condena de hasta 40 años de prisión, lo que lo alejaría definitivamente de la política brasileña.
La conspiración para mantener a Bolsonaro en el poder
Las acusaciones contra Bolsonaro y su círculo cercano se centran en un supuesto plan para anular el resultado de las elecciones de octubre de 2022, en las que el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva resultó vencedor.
La trama habría incluido la promoción de un golpe militar y los disturbios del 8 de enero de 2023 en Brasilia, cuando miles de simpatizantes de Bolsonaro atacaron las sedes de los poderes públicos en un episodio que recordó al asalto al Capitolio de Estados Unidos en 2021.
Los jueces del Tribunal Supremo argumentaron que existen pruebas suficientes para enjuiciar a Bolsonaro y sus aliados por delitos como conspiración, organización criminal armada y tentativa de golpe de Estado.
Entre los acusados se encuentran exministros de Defensa y Seguridad, así como antiguos jefes militares y de inteligencia.
El juez Alexandre de Moraes, uno de los principales impulsores del caso, calificó los hechos como “una batalla campal” y “un intento de golpe de Estado extraordinariamente violento”. Durante la audiencia, presentó videos que mostraban a seguidores de Bolsonaro destrozando la sede del Tribunal Supremo y atacando a la policía.
Planes de asesinato y caos político
Además de los disturbios en Brasilia, la investigación ha revelado detalles escalofriantes sobre un supuesto complot para asesinar a Lula y otras figuras clave de la justicia y el gobierno.
Según la Fiscalía, la conspiración —bautizada como “Daga Verde y Amarilla”— incluía planes para envenenar al presidente electo y ejecutar atentados con explosivos y armamento militar. Sin embargo, la trama no se concretó porque los conspiradores no lograron convencer al comandante del Ejército para que se sumara al golpe.
El fiscal general de Brasil, Paulo Gonet, calificó los hallazgos como “una operación terrorífica para consumar el golpe”.
Bolsonaro se defiende y denuncia persecución política
Desde el inicio del juicio, Bolsonaro ha rechazado todas las acusaciones y ha asegurado que se trata de una maniobra judicial para sacarlo de la política.
“Me acusan de un crimen que nunca cometí: un supuesto intento de golpe”, escribió en un mensaje enviado por WhatsApp a sus seguidores. Además, denunció que las élites gobernantes buscan encarcelarlo para impedir su participación en futuras elecciones.
“Están robando a los brasileños su derecho a elegir a su líder. Ningún país puede llamarse una democracia cuando su candidato más popular es eliminado de la contienda mediante maniobras judiciales”, agregó.
Los abogados de Bolsonaro y de los otros acusados también negaron su implicación en los hechos. Algunos argumentaron que los disturbios de enero de 2023 fueron espontáneos y que sus clientes no participaron en una conspiración organizada.
¿El fin de la era Bolsonaro?
Para muchos analistas, este juicio marca el principio del fin para el exmandatario. El columnista político Bernardo Mello Franco, del diario O Globo, cree que Bolsonaro está acorralado y que su destino más probable es la cárcel o el exilio.
“Bolsonaro probablemente será condenado y arrestado… a menos que huya del país”, afirmó Mello Franco.
Sin embargo, el líder ultraderechista aún mantiene la esperanza de un “resurgimiento político” si logra que un aliado de derecha gane las elecciones de 2026 y lo indulte. Su hijo, el congresista Eduardo Bolsonaro, y su esposa, Michelle Bolsonaro, han sido mencionados como posibles candidatos.
Bolsonaro también confía en el apoyo de su principal aliado internacional, Donald Trump, para evitar la prisión y mantener su relevancia política.
“Bolsonaro cree que Trump lo salvará, tanto en el ámbito político como judicial… pero la realidad es que Trump tiene preocupaciones más urgentes que Brasil”, concluyó Mello Franco.
El juicio contra el expresidente y su círculo cercano será un test clave para la democracia brasileña y podría redefinir el futuro político del país. Mientras tanto, Bolsonaro enfrenta su momento más difícil: el riesgo inminente de perder su libertad y su legado político.
Crédito fotográfico: Luis Nova/The Associated Press