Brasil está lidiando con las consecuencias de unas inundaciones devastadoras que han dejado al país en estado de shock. En el sur del país, se registró la mitad de la lluvia anual prevista en apenas 10 días, marcando el tercer evento de este tipo en un año. Los expertos indican que es momento de planificar una nueva normalidad.
Las recientes inundaciones en Brasil han afectado a casi 2 millones de personas, con fuertes lluvias aún por venir. Al menos 47 personas han sido arrestadas por crímenes relacionados con las inundaciones catastróficas, incluyendo saqueos y abusos sexuales.
Más de 165,000 personas han sido desplazadas de sus hogares inundados y rescatadas por barcos y helicópteros, buscando refugio en albergues improvisados. Las autoridades están llevando a cabo operaciones de rescate en medio de las mortales inundaciones.
El estado de Rio Grande do Sul ha sido testigo de la catástrofe climática más extensa en su historia y una de las más grandes en la historia reciente de Brasil. En 10 días, a finales de abril y principios de mayo, la región registró entre un tercio y casi la mitad de las lluvias anuales previstas, entre 500 y 700 milímetros, dependiendo del área. Las tormentas causaron que los ríos Taquari, Caí, Pardo, Jacuí, Sinos y Gravataí, afluentes del Guaíba, se desbordaran. Según la Defensa Civil, hay más de 100 muertos, más de 130 desaparecidos y cerca de 400 heridos en 425 municipios afectados. Al menos 232,125 personas han abandonado sus hogares: 67,542 están en refugios y 164,583 están sin hogar o alojados temporalmente con familiares o amigos.