THE LATIN VOX (12 de septiembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Miles de brasileños salieron ayer a las calles en un estallido de júbilo tras la histórica condena del expresidente Jair Bolsonaro a 27 años de prisión por conspirar para dar un golpe de Estado.
La decisión judicial fue recibida como un triunfo de la democracia por amplios sectores sociales y políticos, aunque desató la furia de aliados de Bolsonaro dentro y fuera del país, con el expresidente estadounidense Donald Trump anunciando sanciones inmediatas contra Brasil.
Una fecha cargada de simbolismo
El veredicto coincidió con un día de profundas resonancias en América Latina: el 11 de septiembre, aniversario del golpe militar de 1973 en Chile. El presidente chileno, Gabriel Boric, celebró el fallo afirmando que la democracia brasileña “sale fortalecida”, mientras que el colombiano Gustavo Petro subrayó que “todos los golpistas deben ser condenados”.
En Brasilia, la condena transformó la fecha en motivo de celebración. “Estoy rebosante de alegría, es el mejor regalo de cumpleaños que podría recibir”, dijo Renan Vidal, un trabajador bancario de 37 años envuelto en una bandera arcoíris, aludiendo al sufrimiento de la comunidad LGBT bajo Bolsonaro.
Yucca Nani, de 34 años, recordó que su generación asociaba el 11 de septiembre con los atentados de 2001 en Estados Unidos. “Ahora en Brasil [la fecha] tiene un nuevo significado: la condena de Bolsonaro”, aseguró mientras estallaban fuegos artificiales sobre la multitud.
Justicia para los más vulnerables
Para las comunidades indígenas y minorías, el fallo tiene un valor especial. Beatriz Matos, antropóloga y viuda del experto Bruno Pereira —asesinado en la Amazonia junto al periodista británico Dom Phillips durante el mandato de Bolsonaro— afirmó sentir “alivio y felicidad”. “Debemos celebrar. ¡Se está haciendo justicia!”, exclamó.
El líder indígena Beto Marubo añadió: “Fuimos quienes más sufrimos bajo Bolsonaro y este es un soplo de justicia”.
Choque diplomático con Washington
La celebración popular contrastó con la reacción airada de la derecha internacional. En Washington, el subsecretario de Estado, Christopher Landau, acusó al juez Alexandre de Moraes de “destruir el Estado de derecho” y advirtió que la relación bilateral atraviesa “su punto más oscuro en dos siglos”.
Trump fue más allá: anunció aranceles del 50% a las importaciones brasileñas, sanciones y revocación de visados a jueces y funcionarios vinculados al proceso. “Esto es una ejecución política”, declaró, comparando la situación con los juicios en su contra. Su secretario de Estado, Marco Rubio, amenazó: “Estados Unidos responderá como corresponde a esta cacería de brujas”.
En Brasilia, las advertencias fueron recibidas con indiferencia. “Nuestras instituciones son sólidas y no vamos a ceder ante sanciones, por muy poderoso que sea su país”, replicó Renan Vidal.
El Ministerio de Exteriores brasileño también rechazó los comentarios de Washington: “Amenazas como la formulada hoy no intimidarán a nuestra democracia”.
Democracia en clave de carnaval
Para este viernes está prevista en Río de Janeiro la “Procesión de la Victoria de la Democracia”, un desfile con estética de carnaval que busca convertir la condena en símbolo de resistencia popular.
En un continente marcado por memorias de dictaduras, la imagen de multitudes celebrando la caída de un líder acusado de conspirar contra la democracia dejó en claro que, para muchos brasileños, el 11 de septiembre de 2025 será recordado como el día en que las instituciones prevalecieron sobre la tentación autoritaria.
Crédito fotográfico: KOMO News