La ciudad de Calgary, en Canadá, está atravesando una situación crítica debido a la caída de los precios del petróleo, la pandemia de COVID-19 y las inundaciones de 2013. Así lo revela un informe publicado por el Instituto de Investigación Económica y Social de Calgary (CERI, por sus siglas en inglés).
Según el informe, Calgary ha perdido más de 100.000 empleos desde 2014, lo que ha provocado un aumento del desempleo, la pobreza y la inseguridad alimentaria. Además, la ciudad ha sufrido una pérdida de ingresos fiscales, una disminución del valor de las propiedades y una reducción de la inversión y la actividad empresarial.
El informe señala que Calgary necesita un plan de recuperación integral que aborde los desafíos económicos, sociales y ambientales a los que se enfrenta. Entre las posibles soluciones, el informe sugiere diversificar la economía, fomentar la innovación, mejorar la infraestructura, apoyar a los grupos vulnerables y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El informe también destaca las fortalezas de Calgary, como su población joven, educada y multicultural, su calidad de vida y su espíritu emprendedor. El informe afirma que Calgary tiene el potencial de convertirse en una ciudad resiliente, próspera e inclusiva si aprovecha sus recursos y oportunidades.