
THE LATIN VOX (25 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En un paso decisivo hacia la preservación de la memoria histórica y la justicia para las víctimas, el gobierno de Camboya ha aprobado un proyecto de ley que sancionará con hasta cinco años de prisión a quienes nieguen o minimicen las atrocidades cometidas por el régimen de los Jemeres Rojos entre 1975 y 1979.
El proyecto, que aún debe ser aprobado por el parlamento, responde al deseo de evitar que se repitan los crímenes cometidos por este ultramaoísta movimiento y de asegurar que las generaciones futuras reconozcan los horrores de ese periodo.
La ley que busca preservar la memoria colectiva
El proyecto de ley, aprobado en una reunión del gabinete presidida por el primer ministro Hun Manet, tiene como objetivo enfrentar la negación del genocidio perpetrado por el régimen de los Jemeres Rojos, que bajo el liderazgo de Pol Pot exterminó a aproximadamente 2 millones de personas a través de hambre, torturas, trabajos forzados y ejecuciones masivas.
La nueva legislación estipula penas de prisión de entre uno y cinco años, además de multas de hasta 125,000 dólares, para aquellos que «nieguen la verdad del pasado amargo», es decir, que rechacen o justifiquen las atrocidades, incluido el genocidio, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad cometidos por los Jemeres Rojos.
El régimen de los Jemeres Rojos, que gobernó Camboya entre 1975 y 1979, es considerado uno de los más crueles de la historia reciente. La negación de sus crímenes ha sido un tema sensible y divisivo dentro de Camboya, especialmente entre aquellos que aún se niegan a reconocer la magnitud de sus atrocidades. En este contexto, la ley busca ofrecer justicia a las víctimas y garantizar que las futuras generaciones comprendan la magnitud de lo sucedido.
Un proyecto de ley impulsado por el contexto político actual
La propuesta de ley fue impulsada por el exlíder Hun Sen, quien, a pesar de haber sido parte del régimen de los Jemeres Rojos, ha sido un ferviente defensor de llevar a juicio a los responsables de los crímenes de guerra.
En mayo, Hun Sen había denunciado que algunos políticos seguían negando el genocidio de los Jemeres Rojos, y en su intervención, pidió a su gobierno que tomara medidas más estrictas contra quienes promovieran tal negación.
Este proyecto de ley reemplaza una legislación similar que fue implementada en 2013 y que ya castigaba la negación de los crímenes de los Jemeres Rojos con penas de hasta dos años de prisión. El nuevo enfoque, mucho más severo, tiene lugar en el contexto de un Camboya que está a punto de conmemorar el 50º aniversario de la toma del poder por los Jemeres Rojos en abril de 1975.
Una ley que divide opiniones
Aunque muchos ven la ley como un paso necesario para cerrar las heridas del pasado y garantizar que los crímenes del régimen no sean olvidados, las organizaciones de derechos humanos han señalado preocupaciones sobre su uso político.
En particular, se teme que el gobierno de Hun Sen, quien estuvo al mando de Camboya durante casi cuatro décadas antes de ceder el poder a su hijo, Hun Manet, en 2023, utilice la ley para silenciar a la oposición política. Durante su mandato, Hun Sen fue criticado por su autoritarismo y por recurrir al sistema legal para sofocar las voces disidentes.
A pesar de estas preocupaciones, el gobierno de Camboya sigue siendo firme en su postura de que la memoria histórica debe ser protegida y que aquellos que intenten borrar o distorsionar el legado del régimen de los Jemeres Rojos deben ser responsables ante la ley.
En 2018, un tribunal respaldado por la ONU condenó a dos de los principales líderes de los Jemeres Rojos por genocidio, un fallo histórico que fue recibido con aplausos en Camboya y en la comunidad internacional.
Un futuro impredecible
La ley propuesta se encuentra ahora a la espera de la aprobación parlamentaria, pero la discusión sobre su contenido y sus implicaciones ya está en pleno auge. La implementación de esta legislación podría significar una nueva era en la que Camboya no solo busca justicia para las víctimas de los Jemeres Rojos, sino también un control más firme sobre los discursos políticos que cuestionan o niegan los hechos históricos.
Con la próxima conmemoración del 50º aniversario de la toma del poder por los Jemeres Rojos, Camboya se enfrenta a un momento crucial en su proceso de reconciliación nacional. La aprobación de esta ley podría sentar un precedente en el mundo para cómo los países pueden lidiar con el negacionismo histórico y cómo proteger la memoria colectiva de tragedias que dejaron cicatrices profundas en las sociedades.
Este proyecto de ley, más allá de su naturaleza punitiva, también abre un debate más amplio sobre los límites de la libertad de expresión, el derecho a la memoria histórica y las lecciones que el mundo debe aprender de los horrores del pasado.
Crédito fotográfico: Global News