
THE LATIN VOX (15 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Cuatro años después de la toma de Kabul por los talibanes, el Gobierno de Canadá reafirmó su condena a la represión y a las violaciones sistemáticas de derechos humanos que persisten en Afganistán, advirtiendo que no habrá relaciones normales con el régimen mientras no haya avances reales en materia de libertades e inclusión política.
En una declaración conjunta, la ministra de Asuntos Exteriores, Anita Anand; el secretario de Estado de Desarrollo Internacional, Randeep Sarai; y la ministra de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía, Lena Metlege Diab, denunciaron el “profundo retroceso” de derechos en el país desde agosto de 2021, especialmente para mujeres y niñas.
“Millones de niñas afganas están privadas de su derecho a la educación. Para las mujeres, las oportunidades de trabajar, expresarse libremente y vivir con dignidad han sido eliminadas”, lamentaron los ministros, subrayando que el espacio para la sociedad civil ha desaparecido y que cualquier forma de participación política inclusiva ha sido desmantelada.
Seguridad global en riesgo
El comunicado alertó además de que organizaciones terroristas operan nuevamente en Afganistán en un entorno permisivo, lo que supone una amenaza grave para la seguridad regional y mundial. “Los talibanes no han mostrado intención alguna de formar un gobierno representativo”, insistió Ottawa.
Solidaridad canadiense
Desde la caída de Kabul, más de 59.000 afganos han sido reasentados en Canadá. En paralelo, el país ha destinado más de 143 millones de dólares canadienses a programas básicos como salud y educación, y más de 290 millones a asistencia humanitaria de emergencia, incluyendo alimentos, agua potable, servicios de salud y saneamiento.
Para el Gobierno canadiense, el compromiso con el pueblo afgano es firme: “Reafirmamos nuestra solidaridad y nuestro apoyo a una Afganistán pacífica, inclusiva y segura, donde todas las personas vivan libres de miedo y opresión”.
Sin concesiones
Canadá dejó claro que cualquier diálogo con los talibanes estará condicionado al respeto pleno de los derechos humanos y a la participación significativa del pueblo afgano en la definición de su futuro político. “La rendición de cuentas es indispensable. No habrá normalización sin cambios concretos”, concluyó el comunicado.
Crédito fotográfico: Al Jazeera