
En una escena inusual para esta época del año, The Flag Shop en Dartmouth, Nueva Escocia, está experimentando una demanda sin precedentes de banderas de Canadá. A diferencia de otros años, cuando la mayor parte de las ventas ocurría en preparación para el Día de Canadá, este 2024 los ciudadanos han acudido en masa a comprar la icónica hoja de arce roja como símbolo de resistencia y unidad ante la creciente tensión comercial con Estados Unidos.
El aumento en las ventas de banderas se produjo tras una carta abierta firmada por los cinco ex primeros ministros vivos de Canadá: Joe Clark, Kim Campbell, Jean Chrétien, Paul Martin y Stephen Harper. En el mensaje, pidieron a los canadienses izar la bandera nacional el sábado, en el Día Nacional de la Bandera, como una muestra de solidaridad frente a los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump.
“En las últimas semanas, hemos sido testigos de un auge del orgullo y patriotismo canadiense. Ante las amenazas e insultos de Donald Trump, los canadienses se han unido para expresar su amor por nuestro país y su determinación de defender nuestros valores y nuestra independencia”, se lee en la misiva.
Lo llamativo de esta declaración no es solo su contenido, sino que fue firmada por figuras políticas de distintos partidos que en el pasado han tenido enfrentamientos y diferencias irreconciliables. Sin embargo, en este momento coinciden en un punto crucial: “Canadá, el verdadero norte, fuerte y libre, el mejor país del mundo, merece ser celebrado y defendido”.
El conflicto comercial entre Canadá y Estados Unidos se intensificó cuando Trump anunció aranceles del 25% sobre bienes canadienses, además de medidas específicas para el acero y aluminio provenientes del país vecino. Además, el mandatario estadounidense ha hecho declaraciones sugerentes sobre la posibilidad de que Canadá se convierta en el “51. er estado” de Estados Unidos, lo que el primer ministro Justin Trudeau descartó rotundamente como una idea absurda y un «no negociable».
Los aranceles han provocado preocupación entre empresarios y ciudadanos por su impacto en la economía canadiense. El acero y aluminio son sectores clave para la industria del país y la aplicación de impuestos a la exportación podría traducirse en la pérdida de miles de empleos y un encarecimiento de bienes para los consumidores.
Ante esta situación, muchas personas han encontrado en la bandera un símbolo de unidad y resistencia. En The Flag Shop, su gerente Carole Aylard asegura que la demanda actual solo tiene comparación con la venta masiva de banderas de «Nova Scotia Strong» tras la tragedia de Portapique.
“Vendimos 300 banderas en un solo día, la mayoría con la hoja de arce”, dijo Aylard. “Es emocionante ver que la gente está tomando esto en serio. Con todo lo que ha estado pasando políticamente, la gente quiere reafirmar su orgullo canadiense”.
Para los compradores, la adquisición de una bandera va más allá de un simple acto comercial. Es una declaración de principios. Line Burke, una de las clientas que visitó la tienda, explicó la importancia de mostrar solidaridad en tiempos de incertidumbre: “Estamos orgullosos de ser canadienses y queremos mostrarlo en nuestra casa. Que todos lo vean y sepan que estamos unidos”.
Alyssa Hartlen, subgerente del establecimiento, espera que este sentimiento se mantenga y que los canadienses continúen expresando su amor por el país. “Espero que esto encienda una chispa en nosotros”, comentó. “No nos inclinaremos ante nadie. Estamos listos para enfrentar lo que venga y lo haremos como una nación unida”.
El resurgimiento del sentimiento nacionalista en Canadá no solo es una respuesta a las políticas de Trump, sino también un recordatorio de los valores fundamentales del país: diversidad, inclusión y respeto por la independencia. Mientras el mundo observa cómo evoluciona esta disputa comercial, los canadienses han encontrado en su bandera una manera de reafirmar su identidad y su determinación de proteger su soberanía.
Este sábado, al recorrer las calles de Canadá, será imposible no notar el rojo y blanco ondeando con fuerza, un mensaje claro para el mundo: los canadienses están orgullosos de su país y están dispuestos a defenderlo.