Tensión comercial: Canadá amenaza con aranceles del 100% a Tesla y bebidas de EE.UU.

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La tensión comercial entre Canadá y Estados Unidos ha alcanzado un nuevo punto crítico luego de que la exministra de Finanzas canadiense, Chrystia Freeland, advirtiera que Ottawa debe responder con dureza a los posibles aranceles del 25% que Donald Trump planea imponer a las importaciones canadienses y mexicanas a partir de este fin de semana.

Freeland, quien aspira a reemplazar a Justin Trudeau como primera ministra, ha propuesto aplicar un arancel del 100% a todos los vehículos de Tesla, así como a vinos, cervezas y licores estadounidenses, en un intento de presionar directamente a los aliados empresariales del expresidente estadounidense, a quienes denominó los “millonarios amigos de Trump”.

Las declaraciones de Freeland representan una fuerte escalada en la disputa comercial entre los dos países vecinos, luego de que la Casa Blanca reafirmara su intención de imponer las tarifas el sábado 1 de febrero. Trudeau también confirmó que su gobierno está listo para responder de inmediato y advirtió a los canadienses que “nuestro país podría enfrentar tiempos difíciles en los próximos días y semanas”.

Freeland, quien tuvo un papel clave en la negociación del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC) durante el primer mandato de Trump, sostuvo que Canadá debe atacar productos específicos fabricados en estados republicanos y empresas cercanas al expresidente, con el objetivo de ejercer una presión política directa sobre la administración de Washington.

En una estrategia similar, Canadá ya había impuesto aranceles del 100% a los vehículos eléctricos chinos, siguiendo los pasos del gobierno de Joe Biden, que adoptó medidas similares contra las exportaciones automotrices de China.

Mientras tanto, la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, se encuentra en Washington en un esfuerzo de último minuto para tratar de frenar la inminente guerra comercial.

En una entrevista con el Financial Times, Joly advirtió que cualquier interrupción en el comercio energético con Canadá obligaría a las refinerías estadounidenses a depender del petróleo de Venezuela, una situación que podría generar problemas adicionales para la política energética de Estados Unidos.

Además, rechazó las provocaciones de Trump, quien en el pasado ha sugerido que Canadá debería ser el “estado 51” de EE.UU., asegurando que Ottawa jamás se convertirá en una “colonia”.

Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, mostró escepticismo sobre la implementación inmediata de los aranceles, aunque su gobierno ha preparado tres escenarios distintos para responder en caso de que las tarifas entren en vigor.

México y Canadá han coordinado sus estrategias para adoptar medidas espejo contra los productos estadounidenses en caso de que Trump concrete su amenaza.

El impacto de una guerra comercial sería significativo para ambos países. El presidente de la Federación Canadiense de Empresas Independientes, Dan Kelly, expresó su preocupación de que los pequeños negocios sean los más afectados, ya que más del 50% de los importadores canadienses dependen de bienes provenientes de EE.UU.

Asimismo, el gobernador del Banco de Canadá, Tiff Macklem, advirtió que los aranceles de Trump podrían empujar a Canadá a una recesión y, paradójicamente, también provocar un aumento en los precios al consumidor en Estados Unidos, algo que podría debilitar el respaldo político a esta medida en el propio país.

Los mercados financieros han reaccionado con cautela. Tanto el dólar canadiense como el peso mexicano mostraron una leve recuperación frente al dólar estadounidense tras reportes de que Trump podría retrasar la aplicación de los aranceles hasta marzo.

A medida que se acerca la fecha clave, la incertidumbre en las relaciones comerciales entre los tres países de América del Norte sigue en aumento, dejando a la región en vilo ante lo que podría ser una de las disputas comerciales más significativas de los últimos años.


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