THE LATIN VOX (23 de octubre del 2025).- Por Daniela Medina.
En un discurso que marca el comienzo de la próxima presentación presupuestaria canadiense, el primer ministro Mark Carney reveló una meta de largo plazo para la economía canadiense: duplicar las exportaciones canadiense que no tienen como destino a Estados Unidos en los próximos diez años. Según Carney, la tradicional dependencia de Canadá hacia su vecino del sur se ha convertido en una vulnerabilidad que ya no puede permitirse.
¿Por qué este giro estratégico?
Carney explicó que aproximadamente el 75 % de las exportaciones canadienses actualmente se dirigen a Estados Unidos, un volumen que, aunque históricamente representativo de la cercanía comercial entre ambos países, ahora es motivo de preocupación. Las razones incluyen:
- El aumento de los aranceles estadounidenses, en especial sobre acero, aluminio y otros productos sensibles (autos, madera), que han generado incertidumbre para los exportadores canadienses.
- La necesidad de diversificar mercados para mitigar riesgos comerciales, geopolíticos y económicos. Carney dijo: “No podemos depender de un solo socio extranjero”.
- Un mundo en el que los bloqueos comerciales, las tensiones diplomáticas y las cadenas de suministro cambiantes exigen mayor flexibilidad para las economías exportadoras.
¿Cómo piensa lograr Canadá esta meta?
El plan de Carney no se detalla completamente, pero los ejes clave que enumeró incluyen:
- Una intensificación del comercio con grandes economías emergentes, como India y China, y también con bloques europeos. En su mensaje, Carney dijo que Canadá se encuentra “reenganchando con los gigantes globales” para abrir nuevos mercados.
- Promoción de las industrias clave de Canadá: energía, minerales críticos para tecnología, manufactura avanzada, productos forestales, tecnología de punta. Carney describió a Canadá como “una superpotencia de la energía” que puede usar su ventaja en recursos para abrir puertas a nuevos destinos.
- Políticas de apoyo a la exportación: simplificación de trámites, incentivos para empresas que se internacionalizan, nuevos tratados comerciales, más apoyo gubernamental para penetrar mercados no tradicionales. Aunque no describió todos los detalles, Carney dejó claro que el presupuesto que se presentará el 4 de noviembre incluirá medidas en este sentido.
- Un esfuerzo de cohesión interna: reducir las barreras al comercio interprovincial canadiense, mejorar la productividad y facilitar que las empresas canadiense sean competitivas globalmente. Esto complementa su estrategia exterior.
Retos que enfrenta esta visión
A pesar de la claridad de la meta, varios desafíos estructurales emergen:
- Alta dependencia del mercado estadounidense: Cambiar esa figura (75 % de las exportaciones) no ocurre de la noche a la mañana y requiere tiempo, inversión y diversificación.
- Competencia global intensa: Entrar en nuevos mercados significa competir con otros países que también buscan expandir exportaciones precisamente hacia esos mismos destinos.
- Infraestructura, logística e inversión: Para exportar más fuera de EE.UU., Canadá necesitará robustecer puertos, rutas de transporte, formar talento, adaptar cadenas de suministro.
- Capacidades industriales: No basta con exportar materias primas: el valor viene de los productos terminados, manufactura avanzada, servicios. Esto implica modernizar sectores industriales, capacitar fuerza laboral y asumir riesgos.
- Riesgos diplomáticos y geopolíticos: Ampliar el comercio hacia países como China puede implicar tensiones con Estados Unidos u otros aliados. Carney mismo ha reconocido que la relación con EE.UU. está en un punto de inflexión.
¿Por qué este anuncio importa internacionalmente?
- Muestra que incluso economías muy dependientes de un único socio comercial pueden replantear su estrategia global.
- Ilustra cómo los patrones de comercio de larga data pueden convertirse en pasivos si no se actualizan a un entorno global cambiante.
- Señala que los países avanzados están cada vez más dispuestos a asumir una visión de “economía global” en lugar de regional, lo cual afecta cadenas de suministro, tratados comerciales y negociaciones multilaterales.
- Tiene un impacto en cómo se percibe a Canadá: de ser una economía estrechamente ligada al mercado estadounidense, puede transformarse en actor más autónomo, diversificado y estratégico a nivel global.
Escenarios hacia el futuro
- Éxito gradual: Si Canadá logra implementar políticas efectivas, aumentar sus exportaciones no-EE.UU., diversificar mercados y modernizar su industria, podría ver un crecimiento significativo en los próximos 5-10 años.
- Logros parciales: Puede que se logre alguna diversificación, pero la magnitud del objetivo (doblar exportaciones no-EE.UU.) se quede a medias, lo que podría generar frustración política o económica.
- Retraso y resistencia: Si la infraestructura, la inversión o las negociaciones no avanzan, Canadá podría seguir muy dependiente de EE.UU., lo que lo dejaría vulnerable ante cambios en el mercado norteamericano o políticas arancelarias.
El anuncio de Mark Carney representa una apuesta audaz para redefinir la dirección económica de Canadá en un mundo que está cambiando con rapidez. No se trata solo de “vender más”, sino de vender diferente, en mercados diferentes, con productos más competitivos y una cadena de valor global.
La meta de duplicar las exportaciones fuera de EE.UU. es ambiciosa, pero necesaria si Canadá quiere reducir su vulnerabilidad frente a un mercado al que ha estado anclado por décadas. El éxito dependerá de la articulación entre diplomacia comercial, inversión industrial, modernización interna y visión estratégica a largo plazo.
Para Canadá, el mensaje es claro: ya no puede depender de un solo socio comercial. El mundo espera su siguiente movimiento; y si lo hace bien, podría transformarse en un actor global mucho más dinámico.
Fuente: www.theglobeandmail.com
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