El ministro de Energía y Recursos Naturales de Canadá, Jonathan Wilkinson, ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos en Washington D.C. para promover una alianza energética y de recursos entre Canadá y Estados Unidos. Esta iniciativa surge en respuesta a la amenaza del presidente electo Donald Trump de imponer un arancel del 25% a todas las importaciones canadienses, una medida que podría tener consecuencias significativas para ambas economías.
Wilkinson propone una colaboración ampliada, similar al acuerdo de co-inversión existente entre Canadá y el Departamento de Defensa de EE. UU., destinado a fortalecer el suministro norteamericano de minerales críticos y contrarrestar la dominancia global de China en estos recursos. La visión del ministro implica identificar proyectos prioritarios y establecer mecanismos conjuntos para apoyar la estabilidad industrial en América del Norte, sin necesidad de aprobación del Congreso estadounidense, lo que facilitaría su implementación.
Durante su visita, Wilkinson subrayó la interdependencia energética entre ambos países. Canadá suministra electricidad equivalente al consumo de seis millones de hogares estadounidenses, exporta cuatro millones de barriles de petróleo diarios a EE. UU. y provee gas natural a regiones como el noroeste del Pacífico y California. Además, Estados Unidos depende de Canadá para el abastecimiento de uranio, potasa y minerales críticos esenciales para diversas industrias.
El ministro argumentó que una mayor integración de los mercados energéticos y de recursos reduciría la dependencia de naciones como China, Rusia y Venezuela, alineándose con los objetivos de seguridad nacional y económica de la administración entrante. Sin embargo, advirtió que una guerra comercial de represalias arancelarias sería perjudicial y desviaría la atención de desafíos más apremiantes, como la competencia estratégica con China.
En reuniones con senadores republicanos como Ted Cruz y Kevin Cramer, y el demócrata John Hickenlooper, Wilkinson encontró comprensión sobre la necesidad de colaboración bilateral. No obstante, reconoció que la amenaza arancelaria de Trump es «difícil de entender», dado que Estados Unidos no puede aspirar a la dominancia energética sin la participación de Canadá.
La propuesta de una alianza energética y de recursos busca no solo mitigar las tensiones comerciales actuales, sino también fortalecer la posición de América del Norte en el escenario global frente a competidores estratégicos. La implementación de esta alianza requeriría consultas y tiempo, pero podría ofrecer soluciones a corto plazo mediante la identificación de proyectos inmediatos y la agilización de procesos regulatorios.