
THE LATIN VOX (4 de marzo del 2025).- Por Kael Ponce de Leon garcia.
En un contexto de creciente tensión comercial con Estados Unidos, Canadá se enfrenta a la necesidad urgente de diversificar sus mercados energéticos. Greg Ebel, CEO de Enbridge Inc., ha propuesto que el gobierno canadiense declare los proyectos de oleoductos como de interés nacional para superar los obstáculos regulatorios y garantizar el acceso a nuevos mercados. Esta medida se presenta como una respuesta estratégica a las amenazas de aranceles del 10% sobre las importaciones de petróleo y gas impuestas por el presidente estadounidense Donald Trump.
El proyecto Northern Gateway, valorado en 7.900 millones de dólares y propuesto por Enbridge en 2006, es un ejemplo emblemático de las dificultades regulatorias en Canadá. Este oleoducto de 1.177 kilómetros, diseñado para transportar petróleo desde Alberta hasta la costa noroeste de Columbia Británica, fue cancelado en 2016 tras la revocación de sus permisos por parte del gobierno de Justin Trudeau. Ebel argumenta que, sin cambios legislativos significativos, proyectos similares seguirán siendo inviables.
La dependencia mutua entre Canadá y Estados Unidos en el sector energético es profunda. Canadá es el mayor proveedor extranjero de energía para Estados Unidos, y muchas refinerías estadounidenses, especialmente en los estados del Medio Oeste, están diseñadas para procesar el crudo pesado de las arenas bituminosas de Alberta. Sin embargo, la imposición de aranceles podría alterar este equilibrio, afectando tanto a los productores canadienses como a los refinadores estadounidenses.
En respuesta a estas tensiones, Enbridge ha anunciado una inversión de 2.000 millones de dólares en su oleoducto Mainline, con el objetivo de mejorar su fiabilidad y eficiencia hasta 2028. Ebel confía en que, a pesar de las posibles disputas comerciales, los productores canadienses continuarán enviando petróleo a Estados Unidos debido a la integración económica y energética entre ambos países.
El ministro de Recursos Naturales de Canadá, Jonathan Wilkinson, ha sugerido que el país debe considerar la posibilidad de imponer aranceles de exportación como represalia, aunque prefiere ejercer presión diplomática para que la administración Trump reconsidere sus decisiones. Wilkinson también ha subrayado la necesidad de un consenso con los líderes provinciales y territoriales antes de tomar medidas adicionales.
La Asociación Canadiense de Productores de Petróleo ha destacado la importancia de abrir nuevos mercados para el petróleo y el gas canadienses, especialmente en un contexto de incertidumbre económica y comercial. Lisa Baiton, presidenta y CEO del grupo de presión de combustibles fósiles, ha instado al gobierno a actuar con urgencia para asegurar un mayor alcance global para los recursos energéticos de Canadá.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con la expansión de la infraestructura de petróleo y gas como solución. Chris Severson-Baker, director ejecutivo del Pembina Institute, un grupo de expertos en medio ambiente, ha advertido contra las reacciones precipitadas a los aranceles. En su lugar, aboga por un enfoque estratégico y responsable que reconozca la transición global hacia una economía baja en carbono, aprovechando las abundantes fuentes de energía limpia de Canadá.
En medio de esta encrucijada, Canadá debe sopesar cuidadosamente sus opciones para garantizar tanto su seguridad energética como su competitividad en un mercado global en constante evolución.