Canadá despliega helicópteros Black Hawk para reforzar la seguridad en la frontera con EE.UU.

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Foto: HO-Serge Gouin

La Real Policía Montada de Canadá (RCMP) en Columbia Británica ha comenzado a utilizar helicópteros Black Hawk para patrullar la frontera con Estados Unidos, en un esfuerzo por frenar el contrabando y la migración ilegal. La medida, que se enmarca dentro de un ambicioso plan de seguridad fronteriza, ha llamado la atención tanto de ciudadanos como de expertos en seguridad.

Las patrullas aéreas con Black Hawk han sido desplegadas en las zonas fronterizas de Columbia Británica con los estados de Washington, Idaho y Montana. Las autoridades han asegurado que los residentes no deben alarmarse por la presencia de estos helicópteros en el cielo, pues su propósito es fortalecer la integridad de la frontera y prevenir actividades ilícitas.

«El objetivo principal de esta operación es combatir el tráfico de personas, el contrabando de drogas y el paso ilegal de individuos entre ambos países», afirmó el superintendente Bert Ferreira, oficial a cargo de la integridad fronteriza. «La frontera está bien asegurada en ambos lados, y estos nuevos recursos nos permitirán responder con mayor rapidez y eficacia».

El despliegue de los Black Hawk forma parte de un plan federal de $1.3 mil millones para fortalecer la seguridad fronteriza de Canadá. Este plan incluye el uso de helicópteros avanzados, drones y la incorporación de cerca de 10,000 agentes de primera línea.

La implementación de estas medidas responde a la creciente presión internacional sobre el control fronterizo, particularmente desde Estados Unidos.

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha señalado reiteradamente la seguridad fronteriza como un factor clave en la relación bilateral entre Canadá y EE.UU. En el pasado, ha amenazado con imponer aranceles del 25% a los productos canadienses, justificando la medida en supuestas fallas en la vigilancia de la frontera norte de EE.UU.

Aunque dichas tarifas están actualmente en pausa hasta marzo, el refuerzo en la seguridad fronteriza canadiense podría estar motivado, en parte, por la necesidad de demostrar un compromiso firme en la lucha contra la migración irregular y el contrabando.

Si bien algunos sectores han celebrado el uso de los Black Hawk como una herramienta efectiva para combatir el tráfico ilegal, otros han expresado preocupaciones sobre el costo de la operación y el impacto en los derechos humanos de los migrantes.

Organizaciones de derechos humanos han advertido que un endurecimiento de la seguridad podría aumentar los riesgos para las personas que buscan cruzar la frontera, exponiéndolos a rutas más peligrosas y redes de tráfico humano más violentas.

Por otro lado, expertos en seguridad han destacado que la utilización de aeronaves militares en tareas de vigilancia interna representa un cambio significativo en la estrategia de control fronterizo de Canadá.

El uso de helicópteros Black Hawk en territorio canadiense marca un hito en la evolución de las políticas de seguridad nacional. Históricamente, Canadá ha optado por un enfoque menos agresivo en el manejo de su frontera con Estados Unidos, priorizando la cooperación y el uso de tecnologías de vigilancia discreta.

Sin embargo, con el aumento de la migración irregular y el tráfico ilícito, el gobierno canadiense parece estar adoptando un enfoque más proactivo y, posiblemente, más militarizado.

A medida que se implementa este nuevo plan de seguridad, las autoridades canadienses tendrán que equilibrar la necesidad de proteger la frontera con el respeto a los derechos humanos y la relación bilateral con Estados Unidos.

Con las elecciones presidenciales estadounidenses en el horizonte y las posibles repercusiones de un eventual retorno de Trump al poder, la política fronteriza de Canadá podría enfrentar nuevos desafíos en los próximos meses.

Por ahora, los cielos de Columbia Británica reflejan una nueva realidad: la seguridad fronteriza ya no es solo un asunto terrestre, sino también aéreo.


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