Canadá e India son dos países que comparten muchos valores democráticos, pero que también enfrentan muchos desafíos en el escenario mundial. Ambos países han perdido su brillo y su influencia en los últimos años, debido a una serie de factores internos y externos.
Canadá ha sido un líder en la promoción de los derechos humanos, el multilateralismo y la cooperación internacional. Sin embargo, su reputación se ha visto afectada por su fracaso en cumplir sus compromisos climáticos, su incapacidad para resolver las tensiones con China y su falta de apoyo a sus aliados en Afganistán. Además, Canadá ha sufrido una crisis política interna, con un gobierno minoritario que se enfrenta a una oposición dividida y a un creciente descontento de las provincias.
India, por su parte, ha sido una potencia emergente en el siglo XXI, con una economía dinámica, una población joven y una cultura vibrante. Sin embargo, su crecimiento se ha visto frenado por la pandemia de COVID-19, que ha expuesto las debilidades de su sistema de salud, su infraestructura y su gobernabilidad. Además, India ha tenido que lidiar con las tensiones fronterizas con China y Pakistán, el auge del nacionalismo hindú y el deterioro de las relaciones con sus vecinos regionales.
Canadá e India tienen mucho que ofrecer al mundo, pero también mucho que aprender el uno del otro. Ambos países necesitan redefinir su papel y su visión en el orden global, basándose en sus fortalezas y corrigiendo sus debilidades. Solo así podrán recuperar su confianza y su relevancia en el mundo.