La reciente amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un arancel del 25% a las importaciones canadienses ha generado tensiones significativas entre las provincias canadienses y el gobierno federal. En respuesta, el gobierno de Canadá está considerando diversas medidas de represalia, incluyendo la posibilidad de reducir o gravar las exportaciones de petróleo hacia Estados Unidos. Esta propuesta ha encontrado una fuerte oposición por parte de Danielle Smith, primera ministra de Alberta, la principal provincia productora de petróleo del país.
Smith ha expresado su firme rechazo a la idea de utilizar las exportaciones de crudo como herramienta en una guerra comercial con Estados Unidos. En una publicación en la plataforma X, anteriormente conocida como Twitter, afirmó: «Hasta que cesen estas amenazas, Alberta no podrá apoyar plenamente el plan del gobierno federal para enfrentar los aranceles propuestos». Además, añadió: «Tomaremos las medidas necesarias para proteger los medios de vida de los habitantes de Alberta frente a políticas federales tan destructivas».
La primera ministra de Alberta se reunió recientemente con Donald Trump y ha advertido a los canadienses sobre la posibilidad de que se apliquen aranceles, incluyendo aquellos relacionados con el sector del petróleo y el gas. Es importante destacar que más de la mitad de las importaciones de crudo de Estados Unidos provienen de Canadá, principalmente de Alberta.
El crudo canadiense ya se comercializa con un descuento en comparación con el referente estadounidense, el West Texas Intermediate (WTI). Este diferencial permite a Estados Unidos exportar su crudo de mayor valor y productos derivados al extranjero, mientras mantiene precios internos más bajos. Tras las declaraciones de Smith sobre las intenciones de Trump, este descuento se ha ampliado, con el crudo Western Canadian Select para entrega en el segundo trimestre cotizando a $17.75 menos por barril que el WTI, en comparación con los $14.70 de días anteriores.
Por su parte, la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, ha indicado que «todo está sobre la mesa» cuando se le preguntó sobre la posibilidad de restringir el suministro de energía a Estados Unidos en respuesta a los aranceles propuestos.
Esta situación ha evidenciado divisiones entre las provincias canadienses y el gobierno federal sobre la estrategia a seguir frente a las amenazas comerciales de Estados Unidos. Mientras algunas provincias abogan por medidas contundentes, otras, como Alberta, temen que tales acciones puedan perjudicar sus economías locales y la unidad nacional.
La relación comercial entre Canadá y Estados Unidos es de vital importancia para ambos países, especialmente en el sector energético. Cualquier medida que afecte este intercambio podría tener repercusiones económicas significativas a ambos lados de la frontera. La situación sigue siendo tensa y se espera que las negociaciones continúen en un esfuerzo por evitar una escalada en las disputas comerciales.