Canadá evalúa desmantelar su tope de emisiones para petróleo y gas mientras evita fijar una fecha para su eliminación

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THE LATIN VOX (10 de Noviembre del 2025).- Por Daniela Medina.

El nuevo presupuesto federal de Canadá, presentado por el gobierno de Mark Carney el pasado 4 de noviembre, incluye un giro importante en la estrategia climática: plantea que el tope de emisiones para el sector de petróleo y gas podría quedar sin efecto si se implementan con éxito precios industriales del carbono más rigurosos y tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCS).Sin embargo, el Gobierno evita indicar cuándo se desactivará oficialmente ese tope, lo que genera incertidumbre tanto entre inversores como en defensores del medio ambiente.

Mientras que en un principio ese mecanismo regulatorio figuraba como pilar de la política climática, las últimas señales apuntan a que podría relegarse como medida secundaria ante otras herramientas externas. A continuación una revisión exhaustiva del contexto, implicaciones, reacciones y escenarios futuros.

Origen y evolución del tope de emisiones

El tope para emisiones del sector de petróleo y gas había sido anunciado en años previos como una de las piezas fundamentales del compromiso climático canadiense. Según documentos de 2024, se esperaba que el sector redujera sus emisiones en hasta 35 % por debajo de niveles de 2019 para 2030.
No obstante, el mecanismo nunca fue adoptado formalmente mediante legislación: seguía siendo una promesa regulatoria con disposición futura.
En ese escenario, la industria petrolera especialmente en la provincia de Alberta y algunas provincias emisoras ejercieron fuerte presión para relajarlo, argumentando que implicaba una estricción de producción incompatible con su modelo de negocios.

¿Qué cambió con el presupuesto de Carney?

  • En el presupuesto, el gobierno federal plantea que si se logran “precios industriales del carbono más estrictos” y una adopción amplia de tecnologías CCS, entonces el tope de emisiones “ya no sería necesario, puesto que tendría un valor marginal”.
  • Esto permite al Ejecutivo declarar que buscará una estrategia de competitividad climática, orientada más hacia incentivos, inversión y resultados que hacia regulaciones estrictas de topes.
  • Al mismo tiempo, el gobierno evita fijar una fecha concreta para eliminar el tope, lo que ha sido motivo de crítica por parte de ambientalistas que ven en la ambigüedad un retroceso implícito.

Reacciones: industria, provincias y ambientalistas

Industria petrolera
La industria ha recibido favorablemente el cambio de rumbo. Mike Holden, economista del Business Council of Alberta, reconoció que el tope “fue universalmente rechazado” por la industria petrolera y que fortalecer el precio del carbono era “la opción preferida”.

Provincias emisoras
Alberta, que ha congelado su propio sistema de precio industrial del carbono, y Saskatchewan, que no lo aplica, habían mostrado oposición frontal al tope. El nuevo planteamiento del gobierno federal permite una mayor flexibilidad para esas provincias.

Ambientalistas y academia
Los defensores del medio ambiente no han ocultado su decepción. Señalan que el tope había sido uno de los pocos instrumentos específicos para el sector más contaminante del país, y que sustituirlo por promesas de inversión y tecnología sin garantía regulatoria representa un riesgo de incumplimiento de los compromisos climáticos internacionales.

Implicaciones para la política climática canadiense

  • Credibilidad internacional: Canadá enfrenta expectativas en foros globales (como la COP29) sobre recortes de emisiones. Reformular el tope sin garantizar sus efectos puede debilitar su posición diplomática.
  • Inversión y mercado: La ambigüedad genera incertidumbre para inversiones en proyectos CCS, energías limpias y transición energética en el sector petrolero.
  • Relación federal-provincial: El nuevo enfoque podría calmar provincias que se sentían presionadas por regulaciones centrales, pero también podría debilitar el marco común de políticas climáticas.
  • Producción energética y medio ambiente: Al priorizar competitividad y producción, existe el riesgo de que emisiones totales no disminuyan, o incluso aumenten si el crecimiento del sector contrarresta los avances técnicos.

Escenarios para el camino por delante

Escenario A – Implementación exitosa de nueva estrategia
Si se logran avances reales en precio del carbono, CCS y la industria cumple compromisos, la eliminación del tope podría justificarse sin merma en resultados, manteniendo la trayectoria de emisiones.

Escenario B – Transición ambigua y retrasos
La eliminación del tope se posterga o se implementa gradualmente sin plazos claros. En ese caso, puede pertecerse la incertidumbre, lo que afecta la credibilidad y el cumplimiento de metas.

Escenario C – Retroceso climático
Si la eliminación del tope coincide con un debilitamiento en otros instrumentos y un aumento neto de emisiones del sector, Canadá corre el riesgo de no cumplir sus objetivos de reducción para 2030, con consecuencias reputacionales y regulatorias.

La decisión del gobierno de Mark Carney de reposicionar el tope de emisiones del sector petróleo y gas representa un momento definitorio en la política climática canadiense. Más allá del ajuste técnico, lo que está en juego es la coherencia entre discurso ambiental, acción regulatoria y modelo económico.
Al posponer una fecha para eliminar ese tope, el Ejecutivo mantiene una puerta abierta para capitalizar inversiones y relajar regulaciones, pero también arriesga la confianza de quienes exigen compromisos más firmes.
En última instancia, el verdadero test no será la desaparición del tope—sino si Canadá puede cumplir sus metas de reducción en un sector que sigue siendo su mayor emisor.

Fuente: www.theglobeandmail.com

Foto: Google fotos


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