En un movimiento significativo que refleja las crecientes tensiones comerciales entre Occidente y China, el gobierno canadiense ha anunciado que impondrá un arancel del 100% a los vehículos eléctricos (EV) fabricados en China. Esta decisión sigue los pasos de Estados Unidos, que implementó una medida similar a principios de este año.
El Primer Ministro Justin Trudeau hizo el anuncio durante una conferencia de prensa en Halifax, Nueva Escocia, subrayando que la medida es una respuesta a lo que describió como prácticas comerciales desleales por parte de China. “Actores como China han optado por darse una ventaja injusta en el mercado global”, declaró Trudeau. Además del arancel a los EV, Canadá también impondrá un arancel del 25% sobre el acero y el aluminio importados de China.
La decisión de Canadá llega en un momento crítico, ya que el país busca proteger su emergente industria de vehículos eléctricos y asegurar que las empresas locales puedan competir en igualdad de condiciones. La Viceprimera Ministra Chrystia Freeland añadió que Canadá lanzará una consulta de 30 días sobre posibles aranceles adicionales a las baterías, partes de baterías, semiconductores, minerales críticos, metales y paneles solares provenientes de China.
El anuncio ha generado una respuesta mixta en la comunidad internacional. Mientras que algunos aplauden la medida como un paso necesario para nivelar el campo de juego, otros advierten sobre las posibles repercusiones económicas y el aumento de los costos para los consumidores. Los críticos también señalan que la medida podría desencadenar represalias por parte de China, lo que podría agravar aún más las tensiones comerciales globales.
El asesor de seguridad nacional de EE.UU., Jake Sullivan, quien se reunió recientemente con Trudeau y otros ministros canadienses, expresó su apoyo a la medida. “Creemos que un frente unido y un enfoque coordinado en estos temas beneficia a todos nosotros”, afirmó Sullivan. Esta declaración subraya la importancia de la cooperación internacional en la lucha contra las prácticas comerciales desleales y la protección de las industrias nacionales.
China, por su parte, ha defendido sus políticas, argumentando que su producción masiva y los subsidios gubernamentales ayudan a mantener bajos los precios y facilitan la transición hacia una economía verde. Sin embargo, los funcionarios estadounidenses y canadienses sostienen que estas prácticas distorsionan el mercado y perjudican a las empresas locales que no pueden competir con los precios artificialmente bajos de los productos chinos.
La medida de Canadá también se produce en un momento en que el mayor fabricante de vehículos eléctricos de China, BYD, se prepara para ingresar al mercado canadiense. La imposición del arancel del 100% podría complicar significativamente los planes de expansión de BYD y otros fabricantes chinos de EV en Canadá.
La decisión de Canadá de imponer un arancel del 100% a los vehículos eléctricos chinos es un reflejo de las crecientes tensiones comerciales y la necesidad de proteger las industrias nacionales frente a las prácticas comerciales desleales. Aunque la medida ha sido bien recibida por algunos sectores, también plantea desafíos y posibles repercusiones que deberán ser gestionados cuidadosamente en los próximos meses.