
THE LATIN VOX (7 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Este invierno, la frontera norte de Canadá ha vuelto a ser escenario de intentos peligrosos de cruce ilegal.
El clima extremadamente frío, con temperaturas que alcanzan los -30°C en algunas regiones, se ha convertido en un desafío mortal para quienes se arriesgan a cruzar desde Estados Unidos hacia el territorio canadiense.
Esta semana, las autoridades de Alberta interceptaron a dos grupos de migrantes que intentaban ingresar al país en estas condiciones heladas, reavivando la preocupación por la seguridad en una de las fronteras más vigiladas del mundo.
En un operativo realizado en Alberta, la policía encontró a un grupo de nueve personas originarias de Venezuela, entre ellas cinco niños. Estos migrantes viajaban a pie a través de la nieve, arrastrando maletas, y no estaban adecuadamente vestidos para enfrentar el frío extremo.
“Este es un clima increíblemente frío y, de no haber sido detenidos, podrían haber sufrido una situación desgarradora, similar a la tragedia ocurrida en 2022, cuando una familia india perdió la vida congelada cerca de la frontera”, explicó la Comisionada Adjunta de la Policía Montada de Canadá, Lisa Moreland.
En Manitoba, la policía también interceptó a un segundo grupo, compuesto por seis adultos provenientes de países como Jordania, Sudán, Chad y Mauricio, quienes fueron localizados en un bosque gracias a un avión de la policía que utilizó cámaras térmicas. Al igual que el primer grupo, no llevaban ropa adecuada para soportar el frío severo.
Este tipo de cruces ilegales resalta la vulnerabilidad de las personas que se ven obligadas a arriesgar sus vidas por razones desesperadas, ya sea por huir de la violencia, la pobreza o la persecución.
Las condiciones extremas a las que se enfrentan estos migrantes durante el invierno canadiense no solo son desafiantes, sino también mortales, como se evidenció por la reciente tragedia de Ana Vasquez-Flores, una mujer mexicana de 33 años que falleció en diciembre de 2023 al intentar cruzar el río en Nueva York. Sus huellas fueron encontradas en la nieve, antes de que su cuerpo fuera hallado en el agua.
Además de estas tragedias, las tensiones sobre la seguridad fronteriza también se han incrementado debido a la creciente preocupación en Estados Unidos sobre la inmigración ilegal y la supuesta entrada de drogas como el fentanilo desde Canadá.
Aunque las cifras oficiales del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. muestran que, en el último año fiscal, 23,721 personas fueron detenidas en la frontera norte (un aumento considerable en comparación con los 2,238 detenidos dos años antes), las autoridades canadienses subrayan que la mayoría de los crímenes relacionados con la inmigración ilegal siguen ocurriendo en la frontera sur, con México.
Ante la presión internacional, el gobierno canadiense ha prometido aumentar la vigilancia en la frontera, destinando recursos para el uso de helicópteros Black Hawk, drones y equipos adicionales para patrullajes.
Por su parte, la provincia de Alberta también ha decidido implementar nuevas unidades de patrullaje con 50 agentes armados y perros detectores de drogas. Sin embargo, las autoridades recalcan que, aunque estas medidas están en marcha, los intentos de cruce ilegal no están necesariamente relacionados con estos esfuerzos de refuerzo de seguridad.
El foco político también ha permanecido sobre el cruce irregular en la frontera entre Canadá y Estados Unidos. Durante el mandato de Donald Trump, hubo un aumento en la preocupación sobre un posible flujo masivo de migrantes cruzando hacia Canadá, una narrativa alimentada por la retórica del presidente estadounidense.
Sin embargo, esa ola de migrantes nunca se materializó. Según Abdulla Daoud, del Centro de Refugiados en Montreal, «lo que vimos en los días y semanas posteriores a la elección de Trump fue más miedo que hechos concretos». En 2017, miles de haitianos, en su mayoría, huyeron hacia Canadá tras la cancelación del estatus de protección temporal por parte de Trump, pero la situación migratoria ha cambiado en los últimos años.
Aunque los cruces irregulares han disminuido desde la reforma en el acuerdo fronterizo entre Canadá y EE. UU. en 2023, con el cierre de caminos como Roxham Road, que se había convertido en un punto de entrada informal muy utilizado, los casos de solicitudes de asilo en puertos de entrada han aumentado.
«El 83% de las personas que solicitan asilo tienen éxito en los tribunales», señaló Daoud, haciendo hincapié en que muchos de los solicitantes realmente huyen de situaciones de persecución.
A pesar de las medidas de seguridad y los cambios legales, muchos migrantes aún deciden arriesgarse, ya que las opciones para aquellos sin papeles legales en EE. UU. se han vuelto limitadas. Las reglas actuales permiten que una persona pueda presentar una solicitud de asilo si permanece en Canadá durante 14 días sin ser detectada, lo que fomenta los cruces ilegales, a menudo peligrosos y potencialmente mortales.
Con una política migratoria estadounidense cada vez más restrictiva, Canadá sigue siendo visto por muchos como una esperanza de seguridad, a pesar de los desafíos que representa su frontera en condiciones extremas.
La tragedia y el sufrimiento en el cruce de su frontera no solo recalcan la necesidad de un mayor enfoque humanitario, sino también la urgencia de respuestas más solidarias y adecuadas para evitar más muertes innecesarias.
Crédito fotográfico: The New York Times