La Ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Melanie Joly, afirmó el domingo (18 de febrero) que China debería desempeñar un papel en mantener el Mar Rojo seguro para el comercio, ya que los barcos chinos también están en riesgo allí. Además, instó a Beijing a dejar de ayudar a Rusia a eludir las sanciones internacionales.
En una entrevista, Joly declaró que le dijo al Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, durante una reunión bilateral el sábado, que Beijing debe “influir en los hutíes para mantener el Mar Rojo abierto”. Argumentó que esto es de interés para China como exportador. Los hutíes, alineados con Irán en Yemen, han llevado a cabo una serie de ataques en el Mar Rojo contra buques comerciales, incluido el petrolero M/T Pollux, que funcionarios estadounidenses afirmaron que fue alcanzado por un misil el viernes. Estos ataques han aumentado los costos de envío y seguros al perturbar una ruta comercial clave entre Asia y Europa utilizada ampliamente por barcos chinos.
Tanto Estados Unidos como el Reino Unido han instado a China a intervenir a través de Irán para frenar los ataques. Joly también abordó la importancia de asegurar que las sanciones occidentales contra Rusia se mantengan mientras continúa la guerra en Ucrania. “Necesitamos ejercer la máxima presión sobre Rusia”, afirmó. “Nuestras sanciones son sólidas, pero China no puede ser la brecha en nuestro sistema de sanciones”.
El año pasado, Rusia superó a Arabia Saudita como el principal proveedor de petróleo crudo de China, a pesar de las sanciones occidentales. Los refinadores chinos utilizan intermediarios para manejar el envío y el seguro del crudo ruso para evitar violar las sanciones. Después de la reunión del sábado con Joly, Wang habló sobre la necesidad de “reconstruir la confianza” con Canadá después de años de tensiones diplomáticas. Las relaciones entre China y Canadá se enfriaron a fines de 2018 cuando la policía canadiense detuvo a una ejecutiva de telecomunicaciones china. Poco después, Beijing arrestó a dos canadienses bajo cargos de espionaje. Las relaciones siguieron tensas durante la mayor parte del año pasado mientras el parlamento canadiense investigaba la supuesta injerencia china en sus elecciones, una acusación que China negó repetidamente.