En una medida que refuerza su política de control de armas, el gobierno liberal canadiense anunció la prohibición de cientos de nuevos modelos de armas de fuego. Esta decisión amplía las restricciones implementadas en 2020, cuando el Primer Ministro Justin Trudeau prohibió más de 1,500 tipos de armas de asalto tras el tiroteo masivo en Nueva Escocia.
La nueva lista incluye rifles y escopetas utilizadas comúnmente en actividades recreativas como la caza y el tiro deportivo, lo que ha generado críticas de grupos rurales y defensores de derechos de propietarios de armas. El ministro de Seguridad Pública, Dominic LeBlanc, justificó la medida como un paso necesario para “proteger a las comunidades canadienses de la violencia armada”.
Destino inesperado: Ucrania
En una decisión sin precedentes, el gobierno también está explorando la posibilidad de enviar las armas prohibidas a Ucrania como parte de su apoyo continuo frente a la invasión rusa. Según informes, estas armas serían transferidas para reforzar al ejército ucraniano. “Es una oportunidad para transformar un problema doméstico en una contribución significativa a la paz global”, afirmó una fuente oficial.
Reacciones encontradas
La iniciativa ha dividido opiniones. Los defensores del control de armas la ven como un movimiento innovador, mientras que grupos de derechos de armas la califican de injusta y poco efectiva para reducir la violencia. La oposición conservadora criticó la falta de consulta con comunidades rurales y acusó al gobierno de politizar el control de armas.
Además, expertos en relaciones internacionales advierten sobre posibles repercusiones diplomáticas, ya que la transferencia de armas a una zona de conflicto podría ser vista como una escalada por Rusia.
¿Qué sigue?
Mientras la legislación avanza, se espera que los liberales enfrenten desafíos legales y políticos, tanto a nivel interno como externo. La estrategia de enviar armas incautadas a Ucrania podría marcar un nuevo capítulo en la política exterior de Canadá, destacando su compromiso con aliados internacionales.
La medida, aunque polémica, refleja un cambio significativo en la gestión de armas en Canadá y su papel en el escenario global.