Canadá ha anunciado una nueva medida que limita el número de permisos de estudio que se otorgan a los estudiantes internacionales que quieren venir a estudiar al país. A partir de este año, el gobierno federal reducirá en un 35% el número de permisos, lo que supone un gran cambio respecto a la política anterior, que no tenía ningún límite.
Esta decisión ha generado preocupación y malestar entre los estudiantes, los defensores, los administradores y los expertos del sector educativo. Muchos temen que la medida tenga consecuencias negativas para la calidad y la diversidad de la educación canadiense, así como para la economía y la sociedad del país.
Según el ministro de Inmigración, Marc Miller, el objetivo de la medida es frenar el crecimiento insostenible y los actores inescrupulosos en el sector de la educación postsecundaria, que atraen a estudiantes internacionales con fines lucrativos y sin ofrecerles una formación adecuada. Miller también dijo que la medida busca aliviar la presión sobre el mercado de la vivienda, que se ha visto afectado por la llegada masiva de estudiantes extranjeros.
El gobierno distribuirá los nuevos permisos según el tamaño de la población de cada provincia, pero aún no se ha decidido cómo se repartirán entre las instituciones educativas. Las provincias que han acogido una proporción desproporcionadamente alta de estudiantes internacionales, como Ontario y Columbia Británica, se enfrentan a un reto especialmente difícil, ya que la medida implica una reducción drástica de lo que han recibido hasta ahora.
Los estudiantes internacionales representan una fuente importante de ingresos para las universidades y los colegios canadienses, que dependen en gran medida de sus tasas de matrícula, que suelen ser más altas que las de los estudiantes nacionales. Algunos temen que la disminución de los estudiantes internacionales provoque un aumento de las tasas para todos los estudiantes, así como recortes de programas y despidos de personal.
Además, los estudiantes internacionales aportan diversidad cultural, académica y lingüística al sistema educativo canadiense, y contribuyen al desarrollo de la investigación y la innovación. Muchos de ellos también se quedan en el país después de graduarse, y se convierten en trabajadores cualificados y ciudadanos que enriquecen la sociedad canadiense.
Los estudiantes internacionales que ya están en Canadá no se verán afectados por la medida, pero muchos de ellos se sienten decepcionados y tristes por la decisión del gobierno. Algunos dicen que se sienten menos bienvenidos y valorados, y que la medida perjudica la reputación de Canadá como un destino atractivo y acogedor para los estudiantes de todo el mundo.