Canadá refuerza seguridad fronteriza, pero descarta despliegue militar

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Foto: ANDREJ IVANOV 

En medio de la creciente tensión comercial y de seguridad entre Canadá y Estados Unidos, el gobierno canadiense ha confirmado que no desplegará a las Fuerzas Armadas en la frontera sur, aunque reforzará la vigilancia mediante el uso de drones y apoyo logístico para la Real Policía Montada de Canadá (RCMP, por sus siglas en inglés). Esta decisión se produce tras las crecientes presiones por parte de Washington y de la oposición conservadora en Canadá, que exigían medidas más estrictas para frenar el tráfico de drogas y la inmigración ilegal.

El portavoz del ministro de Defensa Nacional, Bill Blair, declaró que aunque las Fuerzas Armadas Canadienses (CAF) recibieron una solicitud del Ministerio de Seguridad Pública para apoyar las labores en la frontera, su papel se limitará a logística, contratación, capacitación y análisis de información. «Las Fuerzas Armadas también han transferido recientemente 50 drones a la RCMP y entregarán 20 más en las próximas semanas, según lo permita su capacidad», informó Andrew Green, portavoz del Ministerio.

La decisión de no enviar tropas a la frontera se produce tras el pedido del líder de la oposición conservadora, Pierre Poilievre, quien instó al primer ministro Justin Trudeau a tomar medidas en respuesta a la amenaza del expresidente Donald Trump de imponer aranceles del 25% a las importaciones canadienses y del 10% a los recursos energéticos. Poilievre argumentó que un refuerzo militar en la frontera enviaría un mensaje de disuasión a EE.UU. y fortalecería la seguridad del país.

Sin embargo, un conflicto comercial entre los dos países fue evitado después de una segunda llamada entre Trudeau y Trump el pasado lunes. Como resultado, el gobierno estadounidense acordó retrasar la implementación de los aranceles por 30 días. A cambio, Trudeau anunció que Canadá continuará ejecutando su plan de seguridad fronteriza de seis años, con un presupuesto de 1,3 mil millones de dólares canadienses, el cual prevé el despliegue de 10.000 agentes en la frontera.

En un esfuerzo por mitigar las preocupaciones estadounidenses sobre el tráfico de drogas, Trudeau anunció la creación de un «zar del fentanilo». El ministro de Seguridad Pública, David McGuinty, explicó que esta figura actuará como el principal intermediario entre los gobiernos de Canadá y EE.UU. para fortalecer la colaboración en la lucha contra el narcotráfico. «Aunque solo un pequeño porcentaje del fentanilo que ingresa a EE.UU. proviene de Canadá, incluso una pequeña cantidad de esta droga puede ser letal», subrayó McGuinty.

Además, el gobierno canadiense anunció otras medidas, como la implementación de una unidad de detección de precursores químicos y la creación de un centro de perfilado de drogas para combatir el narcotráfico de manera más eficaz.

Trudeau aseguró que, además de los 8.500 agentes de la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA), se está movilizando a la policía local y a otras fuerzas de seguridad para fortalecer la vigilancia en la frontera. Tecnologías avanzadas, como helicópteros Black Hawk y sistemas de monitoreo, han sido desplegadas para garantizar «ojos 24/7» en la frontera.

En la provincia de Ontario, el premier Doug Ford expresó su apoyo a las medidas de seguridad, aunque enfatizó que la vigilancia debe ser bilateral. «Debemos cerrar la frontera hasta que rechine», afirmó Ford, señalando que el flujo de drogas y armas ilegales también proviene de EE.UU. hacia Canadá. Ford informó que la Policía Provincial de Ontario (OPP) cuenta con más de 200 oficiales listos para colaborar con el gobierno federal en la vigilancia fronteriza.

El gobierno de Trudeau se encuentra en una posición delicada: por un lado, debe reforzar la seguridad fronteriza y responder a las preocupaciones de EE.UU.; por otro, debe evitar una escalada de tensiones comerciales que podría afectar gravemente la economía canadiense. La estrategia de Canadá parece centrarse en reforzar el control sin recurrir a la militarización de la frontera, apostando por la diplomacia y el fortalecimiento de sus agencias de seguridad.

En palabras del ministro McGuinty: «Nuestro objetivo ayer era detener los aranceles. Nuestro objetivo hoy es detener los aranceles. Nuestro objetivo mañana será detener los aranceles». Con medidas como el despliegue de drones, el aumento de personal fronterizo y el nombramiento del «zar del fentanilo», el gobierno canadiense espera apaciguar las exigencias de Washington sin comprometer su soberanía ni su estabilidad económica.


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